La Shin-Toho (Nueva Toho) se funda a partir de la Toho, el estudio más importante japonés, en 1947, cuando esta compañía se ve sumida en infinidad de huelgas y conflictos… La Shin-Toho nace con una clara misión: ocuparse del lado comercial de su casa madre y aportar fondos a ésta, concentrada en un cine más “noble”. Así, la búsqueda de esa comercialidad marcaría el destino de la nueva compañía…
Tenemos que esperar a mediados de los años cincuenta (1955, concretamente) para que llegue al estudio, en un estado de deriva en el que no acaba de encontrar el favor del público, Mitsugu Okura, que ocupará la presidencia. Okura trabajaba como promotor de carnavales y cabarets grotescos y su entrada rompe con muchas cosas, afectando a todos los aspectos del negocio… El presupuesto de los filmes baja hasta los límites de lo posible, se reduce el periodo de rodaje, el recurso a los decorados se reduce al mínimo y por economizar economiza hasta en la duración de los films (80 minutos máximo… llegando incluso a los 50, a fín de abastecer los programas dobles de la época). Y por supuesto, nada de color: el blanco y negro es mucho más barato. En cuanto al personal, se deshace de todo el mundo excepto de los más dóciles y capaces de rodar en las condiciones más extremas. Realizadores entre los que se encuentra, cómo no, Teruo Ishii. ¿Actores? Jóvenes capaces de atrapar a la juventud: Bunta Sugawara, Tetsuro Tamba, Teruo Yoshida o Tomisaburo Wakayama… ¿Actrices? Preferencia absoluta por las mujeres fatales y sexys: Machiko Maeda, Yoko Mihara, Nahoko Kubo, Katsuko Wakasugi, Masayo Banri,…
Pero la verdadera revolución es otra: la orientación temática del estudio, que pasa a amalgamar multitud de géneros populares, acompañados de campañas en las que aplica todo lo aprendido en su anterior ocupación: colores intensos, posturas provocativas y promesa de emociones fuertes.
Y nuestro Ishii, que como decíamos, ya anda por ahí… Se ocupa de la serie de películas de Joo-Bachi (o ‘Reina de las abejas’), revisitación femenina del yakuza eiga, protagonizadas por Yoko Mihara, y que contará con tres entregas (del 58 al 60), creando todo un género (que tendrá sus sucesión en obras como las dedicadas a la peonia roja, protagonizada por Reiko Ike), en una ambiente contemporáneo, incidiendo en la acción y las secuencias sexys de cabarets y prostitutas. Además, abrirá el camino a más films de mujeres fuertes, dentro de la propia Shin-Toho.
Por esos años, Ishii, que no se priva de nada, se dedica también a rodar la serie Super Gigante (del 57 al 59, nueve entregas), en la que con un descaro sin límites pretenden plantar cara en el terreno de la ciencia ficción a la Toho. Echando mano a todo, y con unos presupuestos de risa, se podría decir que inventan un nuevo género en el que posteriormente se inscribirán películas protagonizadas por personajes como Gekko Kamen o Ultraman…
Ese meter la cuchara en todos los platos, les lleva, como no podía ser de otro modo, al cine negro… y es a Teruo Ishii al que le corresponde crear el noir Shin-Toho, y de paso influenciar a todos los que vendrán tras él en el cine japonés… Y su realización más acabada, es la saga Chitai (zona). La saga coge su nombre de La calle de la vergüenza, de Mizoguchi (cuya traducción literal es ‘La zona roja’). En 1958 rueda la primera entrega, White Line, protagonizada por el joven Bunta Sugawara, que está dando sus primeros pasos (y al que luego veremos infinidad de veces de la mano de Fukasaku, convertirdo en un yakuza icónico). En el sesenta llegarán Black Line y Yellow Line (curiosamente en color, y qué color, pese a las restricciones ya comentadas de la compañía), en el sesenta y uno Sexy Line y finalmente se cerrará con Fire Line, de la que Ishii firma tan sólo el guión. Inspirada en las novelas de estación, llenas de azares y coincidencias, todas ellas dibujan un retrato de las zonas más oscuras de Tokyo, con héroes superados por mujeres manipuladoras, creando la paradoja que en cintas de marcado carácter masculino, el hombre siempre está a merced de la mujer (Yoko Mihara). En ellas Ishii dará de paso rienda suelta a su estilo único y atrevido de filmar y esa habilidad propia para crear personajes únicos y pintorescos, dentro de un mundo delirante.
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