Los años 80 no fueron muy prolijos en lo que a cine asiático se refiere. Fuera de considerar decisiones internas del festival y demás asuntos organizativos hay que reconocer que los 80 fueron de dominio del fantástico Europeo y Americano, sobre todo este último dio nombres hoy míticos en la escena internacional y de culto como pueden ser David Cronenberg, Sam Raimi, John Carpenter, Wes Craven y tantos otros. La escena occidental estaba en auge, y eso pesaba mucho. Aún así llegaron producciones orientales muy interesantes y destacables.
En 1981 se pudo ver en la sección oficial la cinta “TimeSlip” (1979), del japonés Saito Mitsumasa (aunque se acreditó como director al guionista Toshio Kamata en la documentación del festival). Esta cinta, que mezclaba el cine bélico con ciencia ficción y que contaba con la participación estelar del gran Sonny Chiba, nos presentaba a seis soldados de las fuerzas de autodefensa japonesas que son trasportados al pasado por un extraño fenómeno meteorológico, apareciendo en plena época samurai y debiendo sobrevivir en aquellos convulsos años de luchas intestinas entre clanes. La película, un original y entretenido ejercicio de cine CiFi de aventuras, venía precedida de alguna nominación a los Japanesse Academy Awards e incluso llegó a editarse en España bajo el título “Eclipse en el Tiempo”.
Ya en 1985 otra película Japonesa sería una de las grandes triunfadoras de la decimoctava edición del festival de Sitges. “Saraba Hakobune” (1984), cinta póstuma del mítico director Shuji Terayama (que murió en 1983), nos cuenta, en tono de misterio, una historia de amor prohibido entre 2 primos. Sue y Sutekichi son primos descendientes del mismo clan y se aman apasionadamente. El padre de ella cree que si los primos tienen hijos tendrán graves malformaciones y por ello le pone a su hija un cinturón de castidad. Ante las burlas Sutekichi decide tomar acciones contra el líder del clan. Terayama había estado nominado a la Palma de Oro del Festival de Cannes de ese año, y la excelente interpretación de Tsutomu Yamazaki (como Sutekichi) había sido reconocida con varios premios en Asia. En Sitges Terayama ganaría el premio a Mejor Director y Tatsuo Suzuki ganaría el de Mejor Fotografía. Además la cinta recibiría el Premio de la Crítica.
Otra película destacable de estos años sería “A Chinese Ghost Story” (1987), dirigida por el chino Siu-Tung Ching y producida por uno de los reinventores del cine Hongkones, Tsui Hark. La cinta mezcla varios géneros (comedia, terror, artes marciales, romance…) para mostrarnos la adaptación de una historia clásica en la que un joven recaudador de impuestos se ve obligado a pasar la noche en una casa abandonada, donde conocerá a una mujer de la que se enamora sin saber que ella es un fantasma. Protegido por un maestro de artes marciales, intentará liberar a la chica de su maldición. La película ganaría en la edición del 87 el Premio a los Mejores Efectos Especiales. Al año siguiente recibiría 12 nominaciones en los Hong Kong Film Awards y ganaría varios premios internacionales. Además de todo esto se editaría en España como “Una Historia China de Fantasmas”.
Y llegamos a los 90 sin mucho mas que destacar en torno al cine oriental de la década anterior. Tendremos que esperar hasta el 91 para volver a resaltar una producción asiática, esta vez la mítica cinta de animación “Akira” (1988), de Katsuhiro Otomo. Cualquiera minimamente aficionado a la animación japonesa conoce Akira, una de las primeras cintas, sino la primera, en estrenarse en cines en España y que reactivaría el gusto por este tipo de cine en nuestro país. Basada en un exitoso manga del propio Otomo, Akira nos traslada al año 2019, donde las autoridades de Neo-Tokyo se ven desbordadas por los continuos actos de vandalismo que se producen en las calles. Kaneda y su amigo Tetsuo luchan por la hegemonía entre bandas. En uno de estos lances, Tetsuo se ve involucrado accidentalmente en la huida de un extraño ser, viéndose entonces envuelto en asuntos que superaran su comprensión.
Al año siguiente el jurado volvería a premiar el cine asiático. La actriz Joey Wang ganaría el premio por su interpretación en “A Chinese Ghost Story III” (1991), tercera y última parte de la conocida saga del realizador Siu-Tung Ching. Esta cinta es básicamente una reedición de la primera entrega, donde se sustituye al joven recaudador de impuestos y al maestro de esgrima por un monje budista y su discípulo. Aparte de este premio también se concedió una Mención Especial a la película “Tetsuo II – The Body Hammer” (1992), del realizador japonés Shinya Tsukamoto. Esta cinta es secuela directa de la anterior película del realizador nipón “Tetsuo – The Iron Man” (1989), que también se proyectó ese mismo año en Sitges en la Sección Informativa. La cinta esta considerada la precursora del movimiento cyberpunk cinematográfico japonés, heredado en cierta manera del manga y de la obsesión de Tsukamoto por la relación de lo humano y lo mecánico, llevado por las ramas del surrealismo mas puro. En ambas se muestra a un personaje que va sufriendo extrañas mutaciones, mezclando su cuerpo con componentes metálicos y electrónicos. Si bien Tetsuo es mas un experimento visual en la que el argumento es casi una mera excusa y los diálogos son prácticamente inexistentes, en la segunda parte la historia trata sobre como un hombre sufre trasformaciones debido al secuestro de su hijo por una banda. Cuando la banda lo captura empezará a experimentar con él y las transformaciones se intensificaran.
En la edición de 1993 se producen muchos cambios en el festival, casi todos ellos derivados de la entrada como director de Xavier Catafal, que sustituye a Joan Lluís Goas tras 10 años al frente del mismo (este a su vez había sustituido al “fundador” Antonio Ráfales en el 82). La entrada de Xavier trae consigo una expansión de los diferentes espacios oficiales, incorporándose las secciones Premiere, Seven Chances y Anima’t a la programación. Calafal solo estaría ese año como cabeza visible del festival, ya que en 1994 ocuparía su puesto Álex Gorina (que permanecería hasta 1998).
En el comienzo de este nuevo ciclo el cine oriental recibiría un nuevo premio, esta vez a los Efectos Especiales, para la cinta “The Wickes City” (1992), del Hongkones Mak Tai Kit. Protagonizada por Jackie Cheung, esta cinta nos traslada a un futuro donde una raza extraterrestre controla gran parte de la economía mundial sin que los humanos lo sepan. En las calles de Tokyo y Hong Kong, una nueva y letal droga comienza a ser distribuida bajo la denominación de “Felicidad” y el detective Ken Kai deberá investigar el caso, encontrando asombrosas verdades.
Fuera de la sección competitiva destacan 2 cintas de animación. La primera de ellas, en la sección Informativa, es “Porco Rosso” (1992), del conocido Hayao Miyazaki. En esta cinta se cuenta la historia de un piloto Italiano que vuela como cazarecompensas independiente contra los “Piratas del Aire” del Mar Adriático. Es un tipo solitario que se dice esta maldito, ya que sus facciones no son humanas sino las de un cerdo, pero igualmente la amistad y el amor llamaran a su puerta. La otra cinta de animación, dentro del espacio Anima’t, se encuadra en la ola de anime para adultos que inundaba Japón a finales de los 80. “Urotsukidoji” (1989), del realizador Hideki Takayama y basada en un manga de Toshio Maeda, narra la leyenda del Chojin de las Tinieblas, una especie de dios de dioses que llegará y romperá las barreras de los tres mundos, el de los humanos, el de los demonios y el de los hombres bestia, para traer las paz absoluta. Esta leyenda esta a punto de cumplirse en Tokio y algunos intentarán evitarlo. Takayama mezcla sexo, demonios, sangre y asesinatos en una película hoy en día mítica. Además se pudo ver en primicia “Hard Target” (1993), primera película del (triste) periplo americano del realizador Hongkones John Woo. En ella Jean-Claude Van Damme deberá enfrentarse a un juego macabro de caza al hombre en la ciudad de Nueva Orleans.
Así llegamos a la edición número 27 del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges. En 1994 la presencia asiática traería una novedad, la presencia de la India en la programación oficial con 2 cintas. La primera de ellas es “Piravi” (1988), del realizador Shaji N. Karun (procedente del estado de Kerala). En ella el realizador nos traslada a una pequeña aldea del sur de la India, donde el anciano Chakyar espera que su hijo Raghu regrese a casa, tras desaparecer durante un mes. El joven había asistido a un mitin político prohibido por las autoridades. En busca de noticias, Chakyar acude a diario a la estación de autobuses y espera que su hijo baje de alguno de ellos. Por su parte, Archana, hermana de Raghu, se entera que éste fue arrestado, torturado y tal vez asesinado por la policía. Mientras tanto, Chakyar parece perder cada vez más el contacto con la realidad. La segunda película India es “Uttoran” (1994), del director Sandip Ray, hijo del conocido Satyajit Ray (que escribía el guión). Sen Gupta es un médico de ciudad acostumbrado a tratar pacientes de clase media alta, pero se verá obligado a reconsiderar sus convicciones cuando en un viaje a través de una zona rural se topa con un hombre enfermo y descubre los métodos médicos que usan en su aldea.
Aparte de estas 2 cintas indias se proyectó la que sería última cinta de Akira Kurosawa como director, “Madadayo” (1993). Basada en libros del propio Hyakken Uchida, Kurosawa narra la historia de este profesor que en 1943 deja su puesto universitario para dedicarse a la escritura. Sus antiguos alumnos seguirán visitándolo y surgirá una fuerte relación de amistad, que alcanzará el culmen cuando este pierde su casa durante la guerra y ellos deciden ayudarle. Todas las cintas asiáticas de esta edición se encuadraban dentro del espacio Seven Chances.
Y hasta aquí esta segunda parte del repaso por el cine asiático visto en estos 40 años de festival de Sitges. La siguiente entrega, aún sin fecha de salida, empezará en 1995.
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