Y poco a poco hemos llegado a nuestra última crónica del festival de cine de Granada – Cines del Sur. Ha sido la primera ocasión en que he podido asistir a este evento y la verdad lo he disfrutado muchísimo a pesar de no haber podido vivir en primera persona actividades de años anteriores como las pantallas abiertas. Este es un festival pequeño y tranquilo, donde importan las películas, pero también las personas, ya que su dimensión ofrece la posibilidad de interactuar muy estrechamente con el staff e invitados y esto es algo muy agradable y enriquecedor. Haber conocido y charlado con Andrés di Tella, Raj Kumar Gupta, Ivan Giroud, Basel Ramsis o todo el equipo del festival ha sido un gran placer para mi que espero repetir en años venideros.
El último día de mi periplo festivalero tuve la oportunidad de ver la ganadora de la Alhmabra de Oro a mejor película de este año, la coreana Dance Town, tercera película del director Jeon Kyu-hwan con la que cierra su “trilogía de la ciudad” tras Mozart Town y Animal Town.
Una ex-jugadora profesional de tenis de mesa norcoreana, Rhee Jeong-Rim, huye a Corea del Sur tras producirse el arresto de su marido. El Gobierno, que cuenta con agentes para espiarla, le proporciona una vivienda, al tiempo que le asigna una guardaespaldas, Kim Song-heui, quien está a cargo de los “nuevos residentes” de la zona. Ri comienza a sentirse sola y alienada, lo que le lleva a buscar citas a ciegas que no conducen a ninguna parte. No obstante, aún confía en que su marido pueda volver con ella algún día.
Nos encontramos ante una película dura, durisima, que nos presenta una vida difícil y desoladora en un mundo difícil y desolador encarnada en ir, esa inmigrante norcoreana que llega al supuesto país de la libertad. El guión construido por Jeon Kyu-hwan es interesante en primera instancia por mostrarnos algunos retazos de la vida cotidiana en el férreo régimen de Corea del Norte, donde tan solo poseer una crema o película extranjera puede acarrear graves consecuencias. Poco después pasamos a su otro gran atractivo, toda la temática relacionada con la llegada de refugiados a Corea del Sur, temática tratada de una manera cruda y directa, donde se nos muestra desde los intensos controles que deben pasar los recién llegados para determinar que no son espías encubiertos hasta la dura adaptación que pueden llegara sentir en un país tan diferente al suyo.
Ra Mi-ran realiza un papel impresionante encarnando a Rhee, un personaje muy difícil y exigente para un actor, pero la grandeza de esta película es que su desesperación no viene tan solo por Rhee, sino que a través de la pantalla el director nos presenta una serie de personajes que representan diversos conflictos, desde una adolescente embarazada que decide abortar por su cuenta, hasta un joven paralítico que no encuentra casa por su condición, pasando por una funcionaria hastiada con su trabajo o un policía dado un poco a la bebida y a ligar con mujeres. Toda esta casa de los espejos refleja la sociedad Corea actual dándonos, en definitiva, una visión en tono dramático de como ese país de la libertad, soñado por muchos norcoreanos, no es tan idílico como se piensa y esta lleno de problemas y luchas.
El apartado técnico es sobresaliente, conformando una película donde el más mínimo plano puede estar lleno de simbolismo. Nada aquí es amable o se deja al simple espectáculo, esta es una película de conflictos, dura y que muchos tildarán de deprimente. Pero un gran ejercicio de como el cine puede trasladarnos sensaciones tan extremas y complicadas.
Y para terminar a lo grande un festival que mejor que hacerlo con una superproducción india como mandan los cánones jejeje. La última película que se proyecto en el festival fue Guzaarish, última película del director y guionista Sanjay Leela Bhansali.
Ethan Mascarenhas era un mago con un talento extraordinario que quedó tetrapléjico, años atrás, tras un desafortunado accidente cuando realizaba un truco especialmente peligroso. En su intento por llevar una vida normal, Ethan es locutor en un programa de radio donde crea esperanza, magia y risa para los oyentes que le escuchan. En su devenir cotidiano le acompaña su abnegada enfermera Sofia D’Souza, con quien comparte un amor tácito y silencioso. A pesar de la aparente tranquilidad de su vida, el día del decimocuarto aniversario de su accidente, Ethan decide solicitar legalmente una petición de eutanasia. En estas circunstancias aparece Omar Siddiqui, un joven aprendiz cuyo deseo es aprender del mejor mago del mundo todos los misterios de la magia.
Un primer vistazo a esta sinopsis puede sin duda recordarnos a la película española ”Mar Adentro”, pues lo primero que debemos saber es que no es un remake ni hay comprados ningún tipo de derechos sobre la misma, es más durante su estreno en India se levantó cierta polémica por su parecido conceptual con la película española y con The Prestige de Christopher Nolan, incluso algunos hablan de The Illusionist. Además el escritor y director Dayanand Raajan afirmó que los parecidos eran más que casuales con su novela aún inédita Summer Snow. ¿Casualidad, inspiración, plagio? La polémica esta servida y Bhansali no es ajeno a ella ni a las adaptaciones, su película Black ya estaba inspirada en The Miracle Worker y Saawariya era una adaptación libre del relato corto ruso White Nights.
Pero volviendo a la película nos encontramos ante un espectáculo que se disfruta enormemente. A pesar de tratar un tema tan polémico como la eutanasia, y mucho más complejo en india que en otros países, la premisa de la magia y la belleza que desprende toda la película suaviza el acercamiento y aligera el conjunto para el publico del país. Y es que la película trata temas realmente complejos y duros, a pesar del carácter optimista del protagonista podemos ver su drama interior y como esto afecta a todo su alrededor. Es la belleza, quizás excesiva belleza, de la película, de los encuadres, de como se tratan las escenas, lo que hace que todo pase con un tono quizá sun poco superficial, suavizando el drama, que está y muy presente, de una forma notoria. Ya que hace un momento hablaba de Dance Town es un caso contrario, en la primera el realismo y la dureza realzaba el drama y en esta lo suaviza.
Y su muchas veces digo que en una película destacan los actores por sus grandes papeles en esta quizás quiero incidir aún más en este hecho, me atrevería a decir que es uno de los mejores papeles dramáticos que jamas le he visto a Hrithik Roshan y es que encarnar a Ethan Mascarenhas no es tarea facil. Personaje inherentemente optimista, irónico y con humor en las situaciones complicadas, lidia con su drama interno y con las reacciones del mundo ante su petición, un personaje cargado de matices aunque a veces da la sensación de estar un pelín sobreactuado, aunque creo que es más exigencia de guión que interpretación de Roshan. Aishwarya Rai esta simplemente preciosa y espectacular, presentándonos otro enorme papel, entre los mejores de los últimos años, dando vida a esa criada que lo ha dejado todo por servir a su señor, con el evidente amor de fondo que esconden todo esto. La compenetración y química entre ambos es casi perfecta, demostrándonos como una mirada o un gesto pueden decir mucho mas que las palabras.
Como ya he comentado antes el resultado técnico es sobresaliente, de una gran belleza, con planos y encuadres cuidados y unos escenarios y diseño de producción que le van perfectamente al conjunto. La música acompaña perfectamente, ciñéndose gran parte de los interludios musicales a momentos del recuerdo de Ethan, lo cual hace que no se detenga excesivamente el ritmo, ya de por si algo lento como suele suceder en el cine de la india. El definitiva, una preciosa película que se disfruta enormemente.
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