En esta serie de artículos no se pretende hacer un análisis exhaustivo ni del manga ni de las películas relacionadas con el Lobo Solitario, sino más bien hacer un pequeño estudio de la adaptación del manga al cine, de como Ogami y Daigoro pasan del papel a la gran pantalla. Si no habéis leído el manga o visto las películas es recomendable que no leáis estas líneas. Estos textos se basan en sendos artículos publicados por Tim Ervin-Gore, traducidos y adaptados para el fin de estos textos.
Cuando Lone Wolf and Cub arrasó Japón con su ola de sangre en tinta negra, una serie de películas y programa televisivos nacieron alrededor de esta marea. Mientras que el manga original era indiscutiblemente una obra maestra, no todas sus adaptaciones mantienen la esencia de este. Solo dos años después del inicio de su publicación, vio la luz la primera de las películas de las seis películas de la serie conocida como “Baby Cart”. Estas adaptaciones eran la flor y nata de la cosecha Lone Wolf, con guiones del creador original Kozuo Koike, brillante dirección de Kenji Misumi, una coherente acción de la mano de Tomisaburo Wakayama como Itto Ogami y el joven Akihiro Tomikawa bien caracterizado como Daigoro. Sorprendentemente, las seis películas de la serie fueron producidos dentro de un plazo de cinco años. Los guiones de Kojima, principalmente un corta/pega de elementos y escenas importantes pertenecientes al manga, forma un universo condensado del Japón de Ogami. Visualmente el manga se traduce fácilmente al ojo del director, debido al estilo cinematográfico que ya usara Goseki Kojma en su creación original. Lone Wolf and Cub se lee como una película, con marcos de repetición, un tempo elegante y enmarcado en composiciones y patrones similares.
Aunque los mangas y películas comparten muchas similitudes estéticas, es difícil adaptar con éxito un cómic a la gran pantalla, ya que por lo general implica recortes significativos y el cambio de la trama para adaptarse a la corta capacidad de atención de los espectadores, que esperan ver una historia completa dentro de como mucho dos horas. Por el contrario, los lectores de manga a menudo desean largas narraciones para justificar el precio de cada tomo (o al menos deberían). Dicho esto no hay duda de que en las adaptaciones cinematográficas de la serie “Baby Cart” se enfrentaban a un gran problema debido a su extenso tamaño, pero resultaron ser bastante buenas. Esto es así al menos en la parte del manga que llegó a adaptarse en esta serie. Pero sin duda, los propios films valen por sí mismos y alimentan al espectador con una buena dosis de drama, honor, belleza y una profusa dosis de sangre.
La primera de esta serie de películas, llamada internacionalmente “Sword of Vengeance” (aunque su título literal más parecido sería “Son for Hire, Sword for Hire” (“Hijo de Alquiler, Espada del Alquiler”)), comienza de forma muy respetuosa con el manga, con el Seppuku del joven señor de la historia “The White Path Between the Rivers”. Ya desde le principio el lector del manga se dará cuenta lo bien adaptado que queda este segmento a la experiencia cinematográfica. Los escenarios están cuidadosamente recreados, el ritmo y la emoción se ajusta al texto original, y muchos de los personajes son representados fielmente. Sin embargo, un sirviente del joven señor, no Ogami como en la historia original, le da instrucciones con cierta ternura sobre como colocar el cuchillo en su vientre. Con una pequeña modificación, se pierde la yuxtaposición irónica de la ternura y la violencia, que es fundamental para el personaje de Ogami. El tema general del conflicto de Itto, con toda la gente que respetaba cuestionando su camino e intentando destruirlo, es central en el manga. Esta aparentemente pequeña supresión afecta a la percepción del espectador. Ogami viene a ser más como un siervo despiadado de un malvado maestro. Este sentimiento continúa durante toda la película con un Tomisaburo Wakayama, dando vida a un Ogami desaliñado y estoico que recorre los caminos del Japón feudal. En un corto período de narración contextual, el shogunato toma el centro del escenario para convertirse en la malvada organización con Retsudo Yagyu a la cabeza. Luego, en consonancia con el estilo narrativo de Koike, la historia se corta hasta la actualidad, como Ogami y Daigoro vagando juntos por el campo, empujando una excelente reconstrucción del “Baby Cart” original, con armas de asta camufladas y la bandera con el lema “son for hire, sword for hire”. El paisaje rural es cautivador, la música se mueve emocionalmente, y un samurái terriblemente duro con su querido hijo recorren el exuberante paisaje. Koike se permite incluir una escena en la que Daigoro bebe del pecho de una mujer desconocida, pero en la película esto se reduce a una mujer loca en la calle. Por alguna razón, que el pecho pertenezca a una hermana de lucha de un clan Yakuza (“Baby Cart on the River Styx,” Vol. I) hace que esta escena tenga más resonancia en el manga. Aún así esta es una buen señal dentro de la anteriormente nombrada ternura de Itto y su conflicto interno, y es agradable que se incluyera en la película. El ritmo de la cinta es contemplativo, tal vez demasiado para un público occidental, pero los fans de Lone Wolf and Cub y su modo de andar sombrío seguro que aprecian estas áreas de descanso. Este ritmo lento muestra respeto por el tiempo, y los combates con espada esparcidos por la película parecen más urgentes en comparación.
Al igual que el cómic, la historia parpadea periódicamente, pero las únicas pistas sobre el cambio parecen ser los trajes y los escenarios. Para alguien que no haya leído el manga esto podría resultar confuso, pareciendo que Ogami lleva una doble vida en vez de estos saltos temporales. Esto se debe en parte a otro cambio con respecto a la historia original. En la parte de la película que abarcaría la historia “The White Path Between the Rivers”, Daigoro es un bebé cuando su madre es asesinada por los Ura-Yagyu. Aunque es comprensible que un director acelere la edad de Daigoro para cerrar esta brecha temporal, se necesita más tiempo para hacer percibir este efecto retrospectivo. Afortunadamente esto es fácil de pasar por alto. El resto de este corte en la película esta magníficamente adaptado y bien narrado. Las campanas de sacerdote de los ninja Yagyu tienen un a fuerza a aterradora, las escenas se suceden con precisión y el duelo en el río es increíble, como si esa escena fuese la inspiración para el arte de Kojima en el manga.
Técnicamente la película es magnífica. La atmósfera es espaciosa y tensa, y los movimientos de cámara se prestan generosamente al tono de la historia. Las peleas con espada son breves y violentas, con litros de sangre salpicando en todas direcciones, una apropiada adaptación de los intensos storyboards de Kojima. El derramamiento de sangre es abundante y alguno de los efectos especiales notables (por ejemplo, en una escena un hombre se separa lentamente en dos tras un golpe de espada del Ogami de Wakayama). En cierto modo, los efectos sangrientos distraen de la falta de habilidad con la espada de algunos actores, y es que es muy complicado que todos los actores de todas estas películas manejaran la espada o la lanza con la gracia idealizada de las coreografías de Kojima. Después de ver una buena cantidad de películas marciales de Hong Kong, quizás uno quede algo desilusionado con las coreografías de “Sword of Vengeance”. Otra rareza observable se produce en la banda sonora de la película. En algunas escenas que tienen lugar durante una gran tormenta, el sonido disminuye cuando el diálogo hace una pausa, como si sólo lloviese cuando alguien está hablando. Esto probablemente se hizo para reducir el ruido en general, pero la atenuación es muy dramática y viene a dar un halo absurdo y antinatural.
Como parte de la trama de esta película, Ogami es contratado para infiltrarse en una banda de ronin y matar a un señor corrupto. En este punto, la historia de “Wings to the Bird, Fangs to the Beast” (Vol. 1)” converge perfectamente con la trama general. Una vez más la película se ajusta perfectamente al arte de Kojima: el set del pueblo de las termas es exquisito, el pueblo prisionero de la banda los rufianes están perfectamente ataviados y actúan en algunas partes como si estuvieran leyendo el propio manga; la escena del desafío del sexo público se deja intacta, y deja al director varias oportunidades para enseñar los pechos de la mujer. Y, seremos francos, además del envoltorio de honor, habilidad marcial, humanidad y corrupción, Lone Wolf and Cub también utiliza grandes cantidades de violencia y sensualidad para mantener el interés en la historia, y la película utiliza estos mismos elementos para entretener y enganchar.
En cierto modo, las imágenes en movimiento pueden ir sacando nuevos elementos y ángulos, y ofrecer un mayor atractivo a una historia existente. Cuando se hace bien -en lo referente a mangas adaptados al cine (y viceversa)- el resultado puede ser excelente. Por desgracia, a menudo un medio no puede permitirse el lujo de adaptarse plenamente al otro, pero la serie “Baby Cart” es un buen ejemplo de como hacer las cosas bien – bueno, al menos hasta ahora. Esta es sólo la primera película de una serie de seis películas, y hay cinco más para ver. Pero ya que las películas se hicieron en un corto período de tiempo, hay muchas probabilidades de que compartan similares cualidades de producción. En cualquier caso el lector del manga de Lone Wolf and Cub deberá estar encantado con Sword of Vengeance y como adapta el manga original.
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