Una vez concluida la edición número 49 del Festival de Cine Fantástico de Sitges, toca repasar las películas asiáticas que hemos podido ver durante los 9 días que hemos pasado en el mismo. En esta ocasión hemos visto quizás menos que en años anteriores, circunstancia marcada sobre todo por el gran número de entrevistas que hemos tenido la suerte de realizar y de las que ya os hablábamos al publicar el palmares del festival, entrevistas que, como de costumbre, iremos publicando a lo largo de este presente año.
En nuestro primer día comenzamos de una forma un poco extraña, con una sesión doble dedicada a los inicios de la animación japonesa compuesta en primer lugar por el cortometraje de 1943 The Spider and the Tulip, que narra como una araña burlona intenta capturar a una mariquita en su tela con varias triquiñuelas, para terminar enfrentada a un Tulipán donde esta se refugia. Este corto realizado por Kenzo Masaoka es muy importante en la evolución técnica de la industria local de la época, siendo considerado hoy en día una referencia de la producción animada japonesa. Tanto es así que el magazine Animage lo incluyo en 2001 en su top-100 de mejores animes de la historia en cuarto lugar.
La historia no tiene mucho más de lo que ya hemos comentado. Narrada en un primero momento en un tono muy musical, nos presenta a la araña buscando insectos que vayan a tomar una siesta en su “amaca”, y una mariquita, representada como si fuera un pequeño niño juguetón, que casi cae en sus redes y que se refugia dentro de un Tulipán, cuyo centro es la cara de una mujer que acoge al niño en su seno, que la araña maltratará hasta la explosión de una tormenta. Es interesante a nivel histórico, y sorprende la representación que se hace tanto del movimiento de la mariquita, sumamente fluido, como de los fondos de la tela de araña y las gotas de lluvia en la misma.
En este programa doble la siguiente película fue Momotaro: Sacred Sailors de 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno japonés uso todos los medios propagandísticos a su alcance para aleccionar a la población, y en el mundo del dibujo y la animación el soldado Momotaro se convertiría en la figura central de esta propaganda. Esta película es el claro ejemplo de propaganda d ella época, llena de canciones que en los que se intuye, o se declara abiertamente, como el deber de un ciudadano es luchar por su país, el orgullo que produce trabajar por el bien de la nación o como el enemigo siempre es un ogro que intenta destruirnos. Podíamos escribir párrafos enteros con todos los detalles interesantes que se van viendo a lo largo de la cinta, pero nombraremos solo algunos: Todos los personajes de la película están animalizados como en una fábula, conejos, ciervos, perros… el único personaje claramente humano es el comandante Momotaro, representado casi como la figura de un dios o antiguo señor samurái. El enemigo, los americanos, son Ogros que residen en la isla del diablo, están dibujados como humanos pero con un estilo muy similar al dibujo de Popeye, con cuernos y que siempre hablan entre balbuceos y lloriqueos como los cobardes que son. -tras la batalla vemos a los soldados enemigos que se rinden y entre ellos están curiosamente tanto Brutus como Popeye, conocidas figuras animadas norteamericanas que son derrotadas en la película, incluso a Popeye se le cae un bote de espinacas abierto para dejar claro que uso toda su fuerza y perdió-; En otra canción se habla de que “no se pude luchar con el estomago vacío”, dejando claro que el ejercito garantiza comida a los soldados en una época de Guerra y penurias para la población.
No seguiré desgranando más la película, pero siempre me ha fascinado el uso propagandístico de los diferentes medios artísticos, y si bien conocía un poco más este uso en el Bloque Comunista, es interesante ver este ejemplo japonés.
Continuamos nuestro día asiático con la primera representación coreana de nuestro paso por Sitges, y es que este año el bloque coreano era terriblemente potente y estaba compuesto por algunas de las películas más esperadas de la temporada. Nos referimos nada menos que a la representante de Corea del Sur en la carrera hacia los Oscars, The Age of Shadows, del director Kim Jee-woon, bien conocido por los aficionados por películas como “El Bueno, El Feo y el Raro” o “Encontré al Diablo”.
En este caso el director nos traslada a los años 20, durante la ocupación japonesa de corea, para presentarnos a un grupo de insurgentes que luchan violentamente contra la ocupación. Venidos a menos por los últimos movimientos del gobierno, deciden dar un último gran golpe. Pero como suele ser normal en el cine coreano esto no será tan simple, construyéndose un guión lleno de recovecos, dobles juegos, topos en ambos bandos y una fuerte carga cultural que si se conoce ayuda a entender mejor ciertos aspectos de la ambientación, pero que no entorpece el disfrute general de la película. También nos encontraremos la tradicional mezcla de comedia, drama y acción típicas del cine coreano, si ben Kim puede estar algo contenido para lo que nos tiene acostumbrados y el guión se desarrolla de forma pausada pero sin descanso, con la acción un poco más concentrada.
La puesta en escena es verdaderamente magnífica, como era de esperar, con exuberantes sets de rodaje, una cuidada puesta en escena y un magistral uso de la cámara, que el director gusta de poner en lugares extraños o mover de formas curiosas. Destacar también el uso de cámaras lentas y una banda sonora que tira de clásicos, atención al Bolero de Ravel y toda la escena que el acompaña. A esto hay que sumarle un elenco magistral encabezado por el siempre infalible Song Kang-ho, que es prácticamente eclipsado por Gong Yoo como miembro de la resistencia. También tenemos por allí a Lee Byung Hun, pero su presencia es meramente anecdotista.
Esta es una película que no se hace larga, que esta magníficamente terminada y bien equilibrada, si bien no nos terminó de llenar como otras que vimos en el festival, es de visionado imprescindible. Es curioso como al salir del cine todo el grupo que nos solemos juntar nos venia a a cabeza Assassination, thriller de acción del pasado año dirigido por Choi Dong-hoon, pero creo que es más por estar ambientadas en la misma época histórica que pro otra cosa, aunque es evidente que algunos han visto un buen filón en este tipo de guiones, y pro ahora llevan buen camino.
Prácticamente podríamos decir que este fue nuestro primer día en Sitges, ya que las siguientes películas que vimos se adentraban ya en las lindes nocturnas de la maratón Japan Madness, una tradición ya en nuestros primeros días en el festival, este año compuesta por Assassination Classroom – Graduation, Karate Kill y una nueva versión de Higanjima.
Assassination Classroom – Graduation continua directamente Assassination Classroom, la cual pudimos ver el pasado año, y adapta hasta su desenlace el manga de Yusei Matsui, que diré antes que nada no he leído. En este manga la luna ha sido parcialmente destruida aparentemente por un ser extraterrestre tentacular que decide convertirse en el profesor de una clase de marginados para convertirlos en asesinos con el único objetivo de matarle. Sino lo hacen Koro-sensei, como lo llaman los alumnos, destruirá la Tierra.
Si en la primera parte de esta saga se concentraba la presentación de personajes, la superación personal de los diferentes alumnos para convertirse en buenos en su nuevo objetivo y la comedia subyacente que tiene el guión, en esta parte la trama se centra en le pasado de Koro-sensei y en desenlace final de la historia, haciendo que tenga menos ritmo, sea algo más dramática y un poco más aburrida. La comedia o la propia acción casi desaparecen, y vista como película independiente queda todo un poco huérfano. Como segunda parte, pues está bien, peor cambia mucho el tono con respecto a la primera y sino se ven juntas, en plan maratón, pierde un poco la gracia.
La segunda cinta de esta maratón fue Karate Kill, segunda producción que presenta en Sitges el director japonés, afincado en Estados Unidos, Mitsutake Kurando, tras su Gun Woman hace dos años. Kurando vuelve a contar con un presupuesto ínfimo pero creo que sabe exprimirlo muy bien, creando una cinta de acción muy marcial que da el protagonismo a Hayate, especialista en Karate, y que tiene algunos stunts bastante interesantes y espectaculares.
La historia sigue a un joven (Hayate) que viaja a Estados Unidos a buscar a su hermana (la actriz porno Mana Sakura) solo para descubrir que ha sido secuestrada por una violenta secta que se dedica a hacer vídeos snuff y torturas directamente para internet. El joven comenzará su búsqueda y se topara con una mujer (Asami) que consiguió escapar de esta secta y que lo ayuda en su venganza.
A partir de aquí nos encontraremos con mucha acción, principalmente marcial (la poca acción balística tiene unos efectos digitales bastante escasos), buenas dosis de Gore y una puesta en escena bastante curiosa, sacandole buen partido a esas localizaciones tipo “caravana en el desierto” y haciendo un uso interesante de la cámara, girándola durante los stunts y realizando cámaras lentas o repeticiones tras una escena especialmente espectacular. No nos engañemos, nos encontramos ante una cinta de serie B con un presupuesto muy muy bajo, pero creo que Kurando esta siguiendo una evolución correcta y que se supera en cada película.
La última película de la maratón fue Higanjima: Deluxe. Los asiduos a Sitges recordarán otra película coreana llamada Higanjima que vimos hace unos años en otra maratón Japan Madness, y que nos mostraba las peripecias de un grupo de jóvenes en una isla infestada de vampiros. Pues resulta que en Japón se está realizando una serie de televisión basada en esa misma historia, y esta película es la cinta de unión entre la temporada 1 y 2 de dicha serie. Vamos que entre el sueño y el panorama de ver algo básicamente a medias (una película entre-temporadas) pues nos fuimos a la cama, que Sitges es muy largo.
[…] Sitges Film Festival – [Avance] Brigadoon Sitges Film Festival – Palmarés y resumen Sitges Film Festival – Crónica asiática – Dia 1 Sitges Film Festival – Crónica asiática – Dia 2 Sitges Film Festival – Crónica […]