Nuestro cuarto día en el Festival de Cine Fantástico de Sitges comienza, como ya os comentábamos en nuestra anterior crónica, con una mañana plagada de entrevistas, donde conversamos con el director de Museum, Keishi Otomo, y el de Operation Mekong, Dante Lam.
Así nuestro paso por el cine comenzaba ya por la tarde en la sala Tramuntana para ver la cinta malasia Interchange, del director Dain Iskandar Said, un thriller noir con trasfondo sobrenatural que no termina de satisfacer. La película nos presenta a Adam, un fotógrafo forense que, saturado ya de todo lo que ha visto, vive recluido en casa y se dedica a espiar a sus vecinos. Cierto día su amigo el detective Man le pide que se reincorpore para investigar unos asesinatos rituales bastante extravagantes. A su vez el joven comenzará a obsesionarse con su vecina Iva.
A principios del siglo XX, el fotógrafo Carl Lumholtz captó a un grupo de mujeres de las tribu de Borneo mientras se bañaban en un río para deshacerse del efecto pernicioso de ser fotografiadas, creyendo que las fotos roban el alma. Este hecho histórico es el punto de partida conceptual para el director, que, según el mismo, intenta extrapolar con esta película los traumas del choque cultural entre la tradición más cerrada y la modernidad actual.
La cosa, quitando lo extravagante de los asesinatos, comienza de forma interesante, con un estilo visual oscuro y decadente que queda bien con el noir que se intenta construir, combinado con ese bloque de pisos ultramoderno y totalmente blanco donde vive Adam. Aún con cierta tensión e interés en su primera parte, la película empieza a decaer de forma marcada cuando aparece el componente fantástico, demasiado relacionado con la cultura local y que no será entendido por quién no tenga en mente dichas circunstancias (como un servidor), quedando todo muy vacío de sentido, ya que no se ofrecen excesivas explicaciones. A esto le añadimos que los personajes son bastante planos, que algunos ni se explican y que el desarrollo tiene poca “pasión”, incluso en las escenas que deberían tenerla más marcada, y el conjunto acaba regular. Ademas ese estilo oscuro que al principio pegaba, después no pega tanto, y los CGIs están bastante ajustados.
Aún así tampoco es que me aburriera mucho viéndola, pero al terminarla te quedas con dudas, centrándote en esos detalles que no te han gustado y con la pregunta de si hubiera entendido algo más si fuera malasio y comprendiera todo el trasfondo cultural que parece sostener la cinta.
Justo al terminar esta película nos trasladamos al Auditori para ver el que prometía ser el regreso triunfal del director japonés Kiyoshi Kurosawa a sus sendas iniciaticas del terror, pero no de ese terror de fantasmas y sustos, sino el del miedo a lo extraño, a lo desconcertante, esa senda abierta con la primera obra clave de su filmografía, Cure. Personalmente quería recuperar a ese Kurosawa, perdido hace años en otras lindes cinematográficas, y me alegro que en su mayor parte no me defraudara, si bien me dejo un sabor agridulce.
En Creepy se nos presenta al detective de homicidios Takakura, que tras dejar su trabajo comienza su nueva vida como profesor junto a su esposa en una nueva casa (en sitio tranquilo y apartado). Sin embargo, un antiguo compañero le pide ayuda con un caso, y Takakura se ve arrastrado hacia su antigua profesión. Mientras su mujer pronto descubrirá que sus vecinos son bastante extraños o antisociales, sobre todo el señor Nishino.
Si no habéis visto la película os recomiendo no leer nada de lo que escriba a continuación, ya que creo que hay que ir virgen a la misma para disfrutarla plenamente. Aunque no contaré nada de forma directa, mis reflexiones sobre su temática igual pervierten ese primer visionado que merece.
La propuesta que nos presenta Kurosawa tiene como telón de fondo una visión de lo aislado de la sociedad actual, donde cada cual vive su vida sin preocuparse mucho por la de los demás, tanto que realmente alguien podría usurpar nuestra identidad y la sociedad parece que no se daría cuenta de ello. Eso es lo Creepy (lo terrorífico) de la película. Ya desde el primer momento Kurosawa realiza una sospecha declarada hacia Nishino, magníficamente interpretado Teruyuki Kagawa, y juega con el “que pasará después”. Todo acompaña en ese sentido, los diálogos (que nos ofrecerán sorpresas interesantes), la ambientación, el aspecto de loco del propio Nishino. El director también juego con los escenarios, que en ciertas ocasiones trascienden la lógica para llevar esa impresión de terror a lo físico, a lo real (como entrar a una casa y al doblar un pasillo parecer que te encuentras en un bunker abandonado). Kurosawa también sigue retratando como nadie lo cotidiano del terror, situaciones que deberían ser aterradoras o excepcionalmente sobrecogedoras tratadas con una naturalidad en pantalla que hace que de mucho más miedo.
Ahora bien, Sitges tiene un efecto curioso a la hora de ver una película, y es que lo que el público decida durante el visionado (donde aplaudan, o se rían o lo que sea) marcará tu propia visión de la misma. Esto me ocurrió aquí, donde el ambiente general magnificó ciertos puntos negativos que, si bien siempre estarán ahí, con un visionado en casa o con otro ambiente quizás hubiera pasado por alto, o no les habría dado tanta importancia. No puedo aguantar el comentar como el jefe de policía, un abuelo que debería estar jubilado, entra tan ricamente, sin refuerzos ni nada, a la casa de un sospecho de asesinato (es un detalle, pero si el cine se ríe lo magnificas). Son realmente 3 escenas y 3 detalles, pero me sacaron de la película en su tramo final. Otra cosa es el final definitivo de la misma, que no me gustó demasiado (ya sin influencia del público).
En definitiva, la película me gustó mucho, me gustó recuperar al Kurosawa más clásico (por así decirlo), pero me molesto que por 3 detalles tontos la película no terminará de parecerme redonda. Pero la recomiendo, y mucho.
La última película del día sería a la postre no solo la mejor de la jornada, sino una de las mejores del festival, habiendo ganado el premio Focus Asia y el premio a mejor fotografía al finalizar el evento. El director coreano Na Hong-jin es un maestro en los thrilers dramáticos con toques acción, como ya demostró con The Chaser y The Yellow Sea. Con The Wailing se adentra en el thriller más oscuro y sobrenatural para trasladarnos a una pequeña ciudad rural donde se producen una serie de salvajes asesinatos producidos por gente normal que parce volverse loca. Pronto los rumores empezarán a circular y se señalara a un extraño japonés que vive en el bosque como autor de los crímenes, llegándose a afirmar que es un demonio o que practica la magia negra. En este ambiente vive el policía Jong-Gu, sobrepasado por todos estos acontecimientos.
La parte sobrenatural de The Wailing se basa en la mitología coreana y japonesa, pero también bebe enormemente de la cristiana (como deja claro un pasaje del Evangelio que inicia la película). Toda esta mezcla mitológica es la que da vida al conjunto propuesto por Na Hong-jin, que esconde detalles en casi cada escena, en cada plano, a veces en forma de un pequeño objeto simbólico que está aquí o allá, a veces en la forma de actuar de cada personaje. Todo pide a gritos uno, dos o decenas de visionados, investigando un poco ciertos detalles para apreciar la magna obra ante la que nos encontramos (y eso que a mi personalmente se me escaparon miles de ellos que fuimos comentando con otros compañeros durante los días siguientes).
Pero para los que no están interesados en mitología y solo quieren un thriller solvente, esta es sin duda su película. El director construye un film que mantiene la tensión durante todo su metraje, con interesantes giros, un gran juego de rumores y sospechas, y un acabado técnico excepcional en todos los sentidos. A esto hay que añadir una mezcla de géneros equilibrada, que tira de toques de humor en su parte inicial para girar al duro drama sobrenatural (como suele ser normal es este tipo de películas coreanas), y unas interpretaciones más que solventes, sobre todo de Kwak Do-won como el policía rural que protagoniza la película.
No debéis perderos esta maravilla.
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