Entre unas cosas y otras, profundos cambios en Asiateca incluidos, se ha terminado el año 2016 y nosotros aun tenemos pendientes varias crónicas de nuestro paso por la pasada edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Como más vale tarde que nunca durante los próximos días concluiremos este repaso y hoy nos adentramos en nuestro sextos día en Sitges, al cual acoplaremos además una película extra, pero empecemos ya.
Este sexto día fue escaso en cine asiático, pero nos encontramos quizás dos de las mejores películas que vimos en todo el festival. La primera de ellas provenía de la India y se trata de Psycho Raman 2.0, del director Anurag Kashyap, bien conocido por los asiduos al festival por anteriores películas como Gangs of Wasseypur y Ugly. Kashyap es uno de los directores más interesantes a nivel local, aún dentro del cine más independiente y autoproducido, pero con éxitos a sus espaldas que le han llevado a realizar cintas con más presupuesto, alternando películas mas taquilleras con algún que otro fracaso. Es algo así como la figura en las uqe lso directores independientes de la India se fijan, debido a su posición en la industria local.
Raman Raghav, titulo original de la película, es en realidad un asesino en serie indio de finales de la década de 1960. En esta película deja claro desde el principio que no quiere hacer un biopic de esta siniestra figura, sino que nos traslada a 2015 y nos presenta a otro psicópata, que se ve reflejado en aquel como una versión moderna de lo que el fue, de su forma de ver la vida y entenderla. A su vez este personaje encuentra una especie de alma gemela en un policía adicto a la cocaína que actuá de forma bastante poco limpia, y su objetivo será atraerlo al redil y a su forma de pensar.
Anurag construye un relato con un bajo presupuesto pero un acabado muy interesante, una gran banda sonora (destacando los tremendos títulos de crédito) y una historia repleta de detalles y escondrijos. Por ejemplo la cosa comienza con nuestro psicópata siendo liberado de un encierro y vagando como un vagabundo por las calles, casi te apiadas de él cuando come comida d ella basura pero a su vez ves que va buscando objetos contundentes con la intención de conseguir comida o dinero por la fuerza. Algo no anda bien en esa cabeza. Luego escenas como el encuentro con su hermana y su familia, o la larga conversación con la policía te dejan literalmente mudo, impactado, construyendo un relato sucio y oscuro, que se va cerrando en una implacable y asfixiante representación de la maldad. El director ya ha explorado esa faceta más oscura y sucia de la sociedad en películas como Ugly, pero aquí la propia maldad, mas que los intereses cruzados de aquella, es la protagonista.
El personaje principal lo encarna el actor Nawazuddin Siddiqui, y hay que mencionarlo porque el solo se merienda toda la película. Nos comentaba el director que un personaje así es complicado para una gran estrella del celuloide local, pero Siddiqui borda un personaje complejo y brutal.
Lo único que puedo decir es que la veias buscando un relato crudo y brutal, lejos del glamour musical de lo que el público espera ver de una cinta India. Además Anurag Kashyap estuvo como invitado en el festival y tuvimos la suerte de poder entrevistarlo junto al director y el protagonista de la también india Autohead, Rohit Mittal y Deepak Sampat, en una conversación a tres bandas que resultó de lo más interesante.
He de reconocer que no había visto Autohead cuando hicimos esta entrevista, por suerte nuestra contraparte cineasiática si lo había hecho, ya que la vería el sábado siguiente, nuestra última película asiática del festival por cierto. Ademas guarda unas ciertas similitudes con Psycho Raman, aunque sea en el tratamiento de su personaje principal.
Autohead es un falso documental que nos presenta a un conductor de Rickshaw con un peculiar estilo de vida, que es seguido por un grupo de documentalistas que quieren grabar la parte más oscura de los suburbios de la gran ciudad. Pero pronto se darán cuenta que este hombre esta peor d la cabeza de lo que ellos esperaban.
Deepaak Sampat encarna a un hombre fuera de lugar, que vino del pueblo a ganarse la vida en la ciudad pero que tiene una visión del mundo propia y sesgada. Podríamos decir que es una victima de sus circunstancias, de la presión social de su alrededor que lo ha moldeado hacia esa falta de sentimientos o esas reacciones tan extremas sencillos roces de la vida cotidiana. A su vez la película intenta criticar ese cine centrado en la inmundicia y la pobreza, ese equipo documental que es capaz de emborrachar al susodicho solo para que actué de forma que quede bien en pantalla, que son capaces de interferir en lo que están grabando. Por ahí va la cosa.
Estamos ante una película con un presupuesto ínfimo, grabada en las cales, en más de una ocasión sin que nadie de los transeúntes supiera que estaban grabando una película. Esto nos ofrece un acabado muy realista, si bien para algunos algo lento o aburrido, a mi me sorprendió muy gratamente.
Volviendo a nuestro sexto día festivalero, la siguiente película que vimos fue una de esas maravillas que se te quedan grabadas, nos referimos a la espectacular The Handmaiden del conocido director coreano Park Chan-wook.
The Handmadien nos traslada a la década de 1930 durante la ocupación japonesa de Corea. Una joven, Soo-kee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de su marido, un tirano bastante sádico. Realmente Soo-kee es una carterista compinchada con un estafador que se hace pasar por un conde japonés para robar la herencia de la joven dama.
Estamos acostumbrados al gran acabado en general de las películas coreanas y a la maestría tras la cámara de Park Chan-wook, pero esta cinta roza el concepto de obra de arte en muchos de sus planos, jugando de una manera brutal con la simetría, el color, los espacio… es imposible no notar todo eso y maravillarte ante la forma de realizarla. Pero la forma también esconde mucho más, una mezcolanza de temas coreanos y, sobre todo japoneses, porque esta es una película muy japonesa, homenaje velado, o no tanto, al ero-guro clásico, el erótico grotesco que mezcla erotismo y sadismo, sensualidad y oscuridad. Y eso precisamente mezcla esta película, tan sugerente como oscura, tanto en ciertas temáticas como en parte de su sentido del humor.
A todo esto lo acompaña un guión interesante que, sin ser apasionante, no defrauda, y unas interpretaciones bastante interesantes, quizás destacando a la joven Kim Tae-ri, que da vida a Soo-kee. No deberíais perderos esta película bajo ningún concepto, es una maravilla.
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