El segundo día en el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic comenzaba con la sesión infantil, en este caso la película japonesa de animación 3D -estilo Pixar- Gatos. Esta historia de un gatito de campo que ha de adaptarse a la vida en la gran ciudad, y que esconde un nivel de animación realmente sobresaliente, se proyectaba doblada al catalán, como es normal en este tipo de sesiones infantiles en el festival, y aquí he de hacer una aclaración para novatos. Por diferentes razones, las Nits es un festival muy orientado a catalanoparlantes, ya que la inmensa mayoría de los subtítulos del festival se traducen al catalán. Este año una de las novedades más interesantes es que se intentó que la mayoría de las películas conservaran los subtítulos en inglés con los que suelen proveer las copias internacionales, y así poder incluir dos subtítulos, inglés y catalán. Los que me sigáis desde hace tiempo ya sabréis que no soy de Cataluña, sino de Andalucia, y aclararé que ni sé ni entiendo el catalán en general -aunque no me parece un idioma difícil de entender en conversaciones genéricas-. Agradezco los subtítulos en inglés porque me suelo perder menos que con los de catalán, pero ese es un punto a tener en cuenta si tenéis pensado viajar al festival desde fuera de Cataluña, cosa que recomiendo a pesar de todo.
Volviendo al festival la película a la que si que acudimos fue, como no, la segunda del ciclo retrospectivo de las Kung Fu girls!, la sobresaliente Iron Angels. La cinta se abre con una espectacular redada antidroga en Tailandia, que casi parece una pequeña escena de guerra. Tras el éxito de la operación, el líder del cartel mafioso ordena represalias contra los policías que participaron en ella, y comienza una matanza ante la cual la policía contrata a un equipo especial de mercenarios, los Ángeles. La película, tradicionalmente acreditada a Teresa Woo, pero realmente dirigida por Raymond Leung -Teresa solo fue productora-, se nos presentaba en una copia sin censura que tuvo un fallo en su transfer, a saber en que momento de la historia se produjo, que hizo que las voces -solo las voces- fueran un poco más lentas de lo habitual, no desincronizadas, sino lentas, algo muy curioso. Dejando detalles técnicos a un lado esta es una de las grandes películas del género, con un elenco en el que destacan la chicas por encima de todo: Moon Lee y Elaine Lui como miembros de los Ángeles, -Elaine prácticamente debutando con esta película y Moon en uno de sus primeros papeles principales y más destacados hasta la fecha-. Yukari Oshima interpretando a la sádica villana Madame Yeung, que termina por adueñarse del clan mafioso y poner en marcha su plan maestro. En la parte actoral completan el elenco el tercer Ángel, el también japonés Hideki Saijo, y la presencia siempre carismática del mítico actor David Chiang como el jefe del comando secreto. Jugando un poco más a los espías, y con las escenas de acción más concentradas y momentos clave de la película, sobre todo en su tramo final, esta es una de esas películas que hay que ver si o si.
Al igual que el día anterior, tras la comida volvemos a una sesión documental en la Biblioteca Joan Triadú, en este caso con The Beauties of the Shaw Brothers, en donde el estadounidense Ian Taylor hace un repaso de las estrellas femeninas más bellas y sobresalientes de la historia del mítico estudio cinematográfico hongkonés Shaw Brothers. Articulado como un repaso cronológico, comienza con las estrellas del musical Huangmei y los dramas de época realizados por el estudio hasta mediados de la década de 1960, para continuar por la nueva generación de actrices del cine de acción de finales de la década, del exploit sexual de los 70 y del cine de artes marciales. Entrevistas, imágenes de archivo, y una narración interesante y llena de referencias te hacen engancharte a este mundillo y te dan ganas de ver muchas películas. Os diré a título personal que todas y cada una de las películas que se nombran en este documental, sean musicales, dramas, acción contemporánea, erótico o wuxia, todas y cada una de ellas son grandisimas películas que merece la pena ver.
A partir de aquí nos esperaban dos películas japonesas. La primera de ellas, en el cine Vigatá, fue Moriyamachu Driving School, una comedia muy a la japonesa, basada en el manga homónimo de Keigo Shinzo, que mezcla elementos cómicos, a veces muy negros, con algo de drama y momentos muy absurdos pero a su vez bastante neutra, nada desbocada, a pesar de tener momentos muy locos, lo cual construye un relato ameno de ver y divertido en general. El guión se centra en Kiyotaka Sato –Shuhei Nomura– un joven universitario con algunas excentricidades, alegre, y no muy interesando en las personas que le rodean. En cierto momento decide obtener la licencia de conducir y en su entusiasmo termina siendo atropellado por un jefe Yakuza cuyo hijo, Todoroki –Kento Kaku– , un joven serio y que no expresa sus sentimiento, también debe sacarse el carné de conducir. Ambos acabaran en la Autoescuela Moriyamachu, regentada por Saki –Kumiko Aso-. En estas excéntricas vacaciones de verano, se producirá un intercambio entre los diferentes personajes, intercambio que los hará evolucionar hacia un concepto tan japonés, como triste en el fondo, como es que al llegar el final del verano y cumplir su objetivo, ambos entran en la considerada edad adulta, dejan atrás su yo más joven y debiéndose a su deber como adultos a partir de ahora. Este tipo de moralejas tan locales no me van nada y es una de las cosas por las que ciertos tipos de cine japonés cada día me gustan menos, aún así no es tanto el caso de esta película, que me resultó entretenida y bastante divertida.
No sería tan magnánimo hablando de la última película del día, la sesión japonesa de la Bassa titulada Strange tales of Love and Stranges y de la que tuvimos la presencia de parte de su equipo entre los invitados del festival. Cuando un director japonés bromea diciendo que espera que no se duerman viendo la película, muchos se lo toman a broma, pero a mi me entra el miedo. Partamos de la base de que esta no es una película de la Bassa, cine más entretenido y familiar, y es que la presencia de su equipo como invitados hizo que se cambiara su horario con Moriyamachu, una película mucho más adecuada para le horario y el público. Pero lo reconozco, tengo un problema con cierto sector de cine japonés que abusa del tempo pausado, las conversaciones y las historias con poca o ninguna trascendencia, con finales sin final, donde importa el viaje, un viaje que suele ser aburrido y monótono. Esta cinta adolece de algunas de estas cosas que comento, y por tanto a mi no me entra, a muchas otras personas si, pero a mi no.
La cinta nos presenta a una joven estudiante Taiwanesa –Yao Aining– que estudia el idioma en Japón, con lo que tiene una barrera de comunicación que intenta salvar como mejor puede. Su historia de descubrimiento personal se irá mezclando con otras dentro del mismo pueblo, el chico que a ella le gusta y su novia, una joven estrella de la televisión venida a menos que regresa al pueblo, un extraño mendigo y el fantasma de una joven que murió hace unos años en el pueblo durante la temporada de lluvias, fantasma que solo la joven puede ver -quizás pro verse ambas fuera de lugar en un sitio extraño, incapaces muchas veces de hacerse “ver” ante los demás-. Todos estos personajes irán cambiando y creciendo conforme avance la película, descubriéndose su pasado y sus intenciones de futuro y cada cual tendrá una conclusión acorde a sus elecciones en la vida. Pero lo dicho, tedioso y aburrido, que va dando pequeños elementos tras cada interminable conversación para que quieras ver donde termina todo esto, rozando entre la historia de amor y el drama sobrenatural, pero con un desarrollo que a mi personalmente me enerva. Tanto que me fui a la cama ante de su final, y eso que le faltaba escasa media hora para terminar, pero no aguantaba más. Que le vamos ha hacer.
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