Nuestro tercer día en el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic comenzaba con la tradicional excursión que se organiza para prensa acreditada e invitados internacionales a algún emplazamiento destacado de la comarca. El pasado año visitamos el monasterio de Sant Pere de Casserres, y en esta ocasión tocaba visitar la pequeña localidad de Rupit. Pero antes un desayuno tradicional para acumular fuerzas a base de embutidos de la tierra, pan con tomate, café y zumo. ¿Que más se puede pedir?.
Rupit es un pequeño municipio de poco más de 200 habitantes situado en la zona norte de la comarca de Osona, en el interior de Barcelona. Es un pueblo de montaña, situado en el valle de dos ríos entre las montañas y cuyas casas están todas construidas en piedra oscura y pizarra extraída en la zona. Este precioso enclave es una autentica maravilla, un remanso de paz en la montaña y un paraje histórico con monumentos, como los restos de su Castillo o la Iglesia románica de San Juan de Fábregas, documentados desde antes del siglo X. Merece la pena la vista, más si compartes experiencia con compañeros y amigos, además de invitados como, por ejemplo, Andrew Leavold, con el que da gusto charlar a poco que tengas la oportunidad.
¿Y que nos perdimos en el cine por asistir a este viaje? En la sesión infantil de la mañana se proyectaba El Reino de las Ranas, película de animación 3D, coproducción entre china y Estados Unidos, en donde la princesa de las ranas, al descubrir que su padre la casará con el ganador de los juegos olímpicos locales, decide participar por su cuenta y ganarlos ella misma para conservar su independencia y poder de decisión. Tras esta se proyectaba una nueva sesión de las Kung Fu girls!, en esta ocasión con una película protagonizada por la magnífica Michelle Yeoh, Magnificent Warriors. El guión nos traslada al Bután de 1933, aquí Michelle da vida a una mercenaria que se convertirá en la última esperanza de una aldea ante la invasión japonesa. A pesar de la sinopsis, esta es la típica comedia de acción, que combina ambos géneros con un resultado muy disfrutable. Por último, la sesión documental de primera hora de la tarde en la Biblioteca estaba dedicada a la cinta nepalí Mira, que cuenta la historia de superación de la joven del mismo nombre que tras pasar por el ejercito de su país se adentra en el mundo de las carreras de montaña de forma profesional. Un pase que estuvo completamente llenó a tenor de las fotografías que pudimos ver durante el festival.
La primera película a la que asistimos fue la sesión de las 18 horas en el Vigatá, que nos presentaba una interesante propuesta filipina titulada Saving Sally. La línea argumental nos presenta a Marty, un dibujante de comic que ve el mundo de una forma muy especial, ya que para él la mayoría de las personas son monstruos, monstruos de cómic que ve allá adonde va y se encuentra con gente mezquina o de corazón dudoso. Marty es muy amigo de Sally, una inventora de cachivaches y aventurera nata cuyos padres la tienen terriblemente sobreprotegida, casi encarcelada. Sobre esto se construye un típico cuento de amor, donde Marty se enamora de Sally pero no es capaz de decírselo, mientras ella lo ve como un gran amigo y le pide ayuda incluso para mantener a su ligue actual. Realmente el guión no aportará nada más que la típica historia romántica adolescente, pero lo importante de Saving Sally está en su forma, mezclando el mundo de la fantasía -a través de la animación- y el de la realidad de una forma indistinguible, con un estilo muy cómic e incontables referencias a la cultura juvenil, los videojuegos, la música pop y un aire steampunk en los diferentes diseños. Una historia típica pero a la que su director, Avid Liongoren, ha sabido dar un aire fresco y divertido, muy acorde al público al que va dirigida.
La sesión de la noche, tras la cena al aire libre y el espectáculo correspondiente, estaba dedicada a la película de acción y ciencia ficción coreana Fabricated City, que además era la sesión especial Movistar+, realizándose un estreno simultaneo tanto en el festival como en su canal de televisión. Me alegra mucho que se puedan realizar este tipo de estrenos simultáneos entre festivales y televisión, coordinado en este caso gracias a Isaan Entertainment y al esfuerzo de Xavier Catafal, quien nos presentó la cinta brevemente antes de su comienzo, ya que ayudan a potenciar las programaciones de ambos medios y fortalecer los propios eventos. Espero que se convierta en una buena costumbre para próximas ediciones.
Fabricated City nos presenta a Kwoon Yoo –Ji Chang-wook-, un joven parado que no hace demasiado por enmendar su vida y esta todo el día enganchado a los videojuegos con unos compañeros de fatigas que ni siquiera conoce en persona. Un día se encuentra un móvil y ante la oferta de la dueña de darle dinero por devolvérselo se acerca a su casa y lo hace. A la mañana siguiente se despierta en su casa ante la irrupción de la policía, que lo acusa del asesinato de la joven con claras pruebas de su autoría, siendo condenado a prisión. Contar más parece contraproducente, pero imaginaos la cosa, una huida, un intento de esclarecer la verdad, el encuentro con sus compañeros de juego, un grupo ecléctico con habilidades varias.
La película se abre con unas escenas de acción trepidantes y demoledoras, para luego presentarnos esta historia con toques de ciencia ficción llena de momentos dramáticos, hackers informáticos, pero sobre todo con un ritmo trepidante que no decae durante todo su metraje, manteniéndonos pegados al asiento en todo momento. Un juego del ratón y el gato donde en más de una ocasión se deja a un lado la verosimilitud para adentrarse en la simple acción, en los giros de guión para sorprender al público, no buscando una firme realidad. Eso es lo que uno espera cuando ve este tipo de películas, algunas licencias en pos de la diversión, y en este caso el equilibrio es perfecto, ofreciendo un resultado magnífico. No será una película de Oscar, ni la mejor película que hayas visto, pero la diversión ante la pantalla está asegurada.
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