La película elegida para comenzar esta penúltima entrega de nuestro repaso asiático a lo que pudimos ver en le pasado Sitges Film Festival viene de la mano de Masaaki Yuasa, del que ya os comenté la excepcional Night is Short, Walk on Girl.
Lu Over The Wall narra la historia de Kai, un joven bastante apático que vive en un pequeño pueblo pesquero venido a menos. El pueblo esta lleno de leyendas sobre tritones y sirenas, y como han provocado la decadencia del mismo, pero todo cambiará cuando Kai conozca a Lu, una sirena apasionada por la música con la que acabará viviendo una gran aventura.
Night is Short, Walk on Girl y esta Lu Over The Wall nos muestran, en conjunto, lo que es capaz de salir de la mente del realizador japonés. La primera es mucho más excéntrica, con una animación más caricaturesca, unos colores más marcados -más pop-art-, y una narración adulta a bastante loca, a la vez que inteligente y detallada. En Lu todo esto se mantiene pero se suaviza a un estilo mucho más convencional y accesible, añadiéndole un fuerte componente musical y una historia de compañerismo adolescente y mundos cruzados que nos recordará a Ponyo en el Acantilado, pero de una forma mucho más pintoresca y, quizás, extraña.
He de reconocerme, una vez más, fan incondicional de Masaaki Yuasa, sobre todo de su parte más “extrema”, por ello me gustó más Night is Short que Lu over the wall, pero esta última no deja de ser una gran película, a la que quizás lastra un poco sus dejes infantiles, que nos presenta una historia llena de magia y música para pasar un muy buen rato.
Nuestra siguiente película fue la coreana A Day, debut en la dirección de Cho Sun-ho, quien hasta ahora ha sido guionista en el drama de acción Hong Gil-dong y en la cinta de terror Killer Toon. Con A Day nos presenta la historia del médico de éxito, y padre mediocre, Jun-young. Tras regresar de un viaje se encamina a encontrarse con su hija cuando presencia un accidente y se da cuenta de que la víctima mortal del mismo es ella. De repente se despierta de nuevo el en avión, ¿Habrá sido todo una pesadilla? No, de nuevo de vuelta a la carreta, otra vez el accidente y otra vez su hija muerta para volver a despertarse de nuevo en el avión.
La premisa no es nueva en el mundo del cine, una especie de Día de la Marmota donde el protagonista debe impedir la muerte de su hija para poder salir de ese macabro bucle temporal. En algo tan visto, lo que hace que la producción sea más o menos interesante es el guión, una historia que nos introduzca suficientes elementos para que nos mantenga enganchados e interesados. Aquí creo que se consigue muy bien, con un desarrollo muy ágil y la introducción de otro personaje, también atrapado en ese bucle, aunque por razones diferentes, que colaborará con el médico para que ambos puedan salir del mismo. Y eso no es todo lo que nos depara.
Al igual que me ocurriera con A Single Rider, no quiero hablaros mucho más de la película, porque lo interesante es ir descubriendo su trama y evolución. Solo diré que me llamó la atención y me pareció muy meritoria, creo que supo salvar el escollo de una premisa tan particular y dar ese algo más que la hace interesante.
Finalizamos hoy con la última producción del siempre divertido Shinobu Yaguchi, creador de comedias ligeras y con componentes muy humanos como Waterboys, Swing Girls o Robo-G. En Survival Family mezcla una película de desastres con una road movie bajo una curiosa premisa, ¿Que pasaría si en Japón se quedaran sin electricidad?. En este contexto nos encontramos con una familia típica, un padre trabajador que cuando llega a casa solo quiere descansar, una madre que cohesiona la familia y dos hijos adolescentes urbanitas que poco saben de lo que es vivir sin los lujos de la modernidad. Cuando se hace evidente que vivir en la ciudad sin electricidad es prácticamente imposible, comenzarán un viaje hacia el pequeño pueblo rural de sus familiares.
Yaguchi es alguien al que le gusta crear humor desde una base: tomar a personajes normales en contextos extraordinarios. Aquí veremos a una familia normal, con comportamientos normales -incluso esos trabajadores que se obsesionan con ir a trabajar a pesar de que no haya electricidad, o esas mujeres que siguen haciendo su vida diaria hasta que es evidente que no pueden seguir haciéndolo-, que han de sobrevivir a la situación que se les presenta sobreponiéndose a su rutina y forma de ser. Pero esto es lo contrario que seguramente alguien esperaría, ya que no es una cruda historia de supervivencia, sino una historia de superación familiar, de compañerismo, de humanidad. Una historia que nos dejará un magnifico sabor de boca ya que no avanza por derroteros dramáticos, sino que pretende aflorar los buenos sentimientos.
Esta comedia ligera nos hará soltar alguna que otra carcajada, pero sobre todo nos ofrecerá una historia que, a pesar de su contexto, es entrañable y amena, que te hace salir del cine con una sonrisa.
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