Shinya Tsukamoto nace el 1 de enero de 1960 en Tokyo. A la edad de 14 años comenzó en el cine amateur cuando su padre le regaló una cámara Super 8. Entre sus influencias cinematográficas el propio director siempre ha destacado la obra de Akira Kurosawa, por el que tiene un profundo respeto y del que aprendió que en el mundo del cine uno ha de poner todo el esfuerzo posible para que sus películas sean interesantes. En diversas entrevistas también destaca otros nombres clásicos del cine japonés como Kon Ichikawa o Shohei Imamura, incluyendo la película de Tatsumi Kumashiro Bitterness of Youth (1974). Estos realizadores pertenecen a esa época en la que en el cine estaba protagonizado por antihéroes y ese tipo de personajes lo influyeron enormemente.
Durante aquellos años de adolescencia hizo varias películas, que van desde cortometrajes de 10 minutos hasta películas de 2 horas, como Genshi-san (1974), Kyodai gokiburi monogatari (1975) o Denchu kozo no boken (1987), producciones que sentaban unas bases que han permanecido durante buena parte de la carrera de Tsukamoto, que siempre ha estado dando vueltas sobre temáticas similares ya vistas en estos primeros trabajos. En 1977 ingresa en la universidad para estudiar Artes Plásticas y, entre los cambios que supone adentrarse en estudios superiores y las críticas cada vez más duras de su familia a las películas que realizaba, pierde temporalmente el interés por el cine, volcando todos sus esfuerzos en el teatro underground. En este tipo de actuaciones entabló amistad con Kei Fujiwara, Nobu Kanaoka y Tomorowo Taguchi, entre otros, los cuales continuarían trabajando juntos también en el ámbito cinematográfico, siendo una de sus primeras producciones Denchu kozo no boken. Adaptación de una obra de teatro homónima de la que Tsukamoto decidió hacer una película para aprovechar los decorados que habían construido para la ocasión.
Estas primeras películas tras su paso por la universidad, Futsû saizu no kaijin (1986) -cortometraje sobre un hombre que va convirtiéndose poco a poco en un monstruo robótico- y Denchu kozo no boken (1987) -una mezcla de comedia y ciencia ficción con un joven que tiene adherido a su espalda un poste eléctrico y termina viajando en el tiempo a un futuro distópico que deberá salvar- son la antesala temática de la obra más conocida del director y uno de los paradigmas del cyberpunk japonés, Tetsuo: The Iron Man (1989). Grabada en 16mm y Blanco y Negro, contra los 8 mm y el color de sus producciones anteriores, la trascendencia temática y artística de la obra ha sido ampliamente discutida por los críticos y aficionados. Tetsuo es una relación de amor-odio con Tokyo y por extensión con la sociedad moderna e industrializada, un enfrentamiento entre el hombre y la tecnología, siendo el hombre representado por un típico asalariado -tan típicamente japonés- consumido por la propia ciudad. En Asiateca la hemos tratado en nuestro especial sobre cyberpunk japonés que os recomendamos revisar.
Su siguiente película fue Hiruko the Goblin (1991). Adaptación del manga homónimo de Daijiro Morohoshi, es una cinta de terror más convencional sobre un joven escolar y un arqueólogo que deben enfrentarse a los demonios que habitan en los subterráneos de una escuela. Al año siguiente vuelve sobre sus pasos con Tetsuo II: Body Hammer (1992), que revisa muchos de los temas que se intentaban plasmar en su primera parte, incluyendo además una narrativa -algo- más convencional, un presupuesto mayor, color y 35 mm. Tal vez por esto, muchos, entre los que me incluyo, no tratan esta película como una secuela propiamente dicha, sino más bien como una revisión de aquella primera parte, más cercana al videoclip experimental que al cine más estructurado. En Body Hammer, el hijo de un asalariado es secuestrado por un grupo de extraños matones, que luego fuerzan la ira naciente del hombre para hacerlo mutar en un gigastesca arma humana.
La idea de la Ira como catalizador de una transformación continua en Tokyo Fist (1995) -de una forma similar a The Brood (1979) de David Cronenberg-. Aquí, un humilde vendedor de seguros descubre que un viejo amigo suyo, ahora boxeador semiprofesional, puede tener una aventura con su prometida. El vendedor entra en un riguroso y autodestructivo programa de entrenamiento de boxeo cegado por la venganza. El asalariado japonés, el hombre de la calle normal y corriente, es un personaje que se repite dentro de la obra de Tsukamoto. Según el propio director, esta obsesión le viene porque él también trabajó como asalariado tras la universidad y sabe lo que son los trenes abarrotados a primera hora de la mañana y las frustraciones acumuladas en el día a día. Uno de estos “hombres normales” protagoniza Bullet Ballet (1998), en donde Tsukamoto, el protagonista, descubre que su novia de toda la vida se suicidó con un arma y esta relación de amor-odio hacia las armas de fuego hace que se obsesione con conseguir una. En su descenso a los infiernos conoce a una extraña joven que pertenece a una banda local. Al conseguir finalmente el arma dará rienda suelta a sus más oscuros impulsos.
Su siguiente película adaptaría de forma libre, a cargo del propio Tsukamoto, un relato del conocido escritor de novela policíaca y misterio Ranpo Edogawa. En Gemini (1999) conoceremos la historia de un médico de éxito con una vida tranquila que ve como su mundo se viene abajo con la aparición de un hombre que es exactamente igual a él y que interferirá en su vida hasta reclamar a su antigua amante, ahora esposa del médico. Con A Snake of June (2002) Tsukamoto vuelve utilizar la formula de dos hombres que compiten por una mujer, en este caso una joven que es extorsionada debido a ciertas tendencias sexuales hacia la masturbación que su marido no vería con buenos ojos, hasta que este descubre que las disfruta más que el propio extorsionador.
En 2004 Tsukamoto estrena Vital, protagonizada por el conocido actor Tadanobu Asano. Volvemos a encontrarnos con esas temáticas repetitivas que gustan al director, en este caso un nuevo trío amoroso estructurado de una extraña forma. El personaje de Asano y su novia tienen un accidente y esta muere, dejando al hombre en un estado de amnesia total. Poco a poco recupera su identidad, que no sus recuerdos, y vuelve a la facultad de medicina donde se obsesiona con la disección de una joven. Al año siguiente dirige y protagoniza el cortometraje, que tendría incluso una versión extendida que llegaría a los 50 minutos, Haze. Recordándonos a sus primeros trabajos, Haze empieza con un hombre encerrado en una especie de subterráneos. No sabe porque está ahí, no recuerda como ha llegado ahí y solo quiere salir como sea, y no será nada fácil la verdad. Esta pequeña pieza vuelve a la soledad, a la desesperación, a la claustrofobia, eliminando el ritmo endiablado de sus Tetsuos.
Tsukamoto se adentra en el mainstream del terror japonés con ambas partes de su Nightmare Detective (2006, 2008), cuya historia comienza con dos hombres sin conexión aparente que se suicidan simultáneamente de la misma forma. El detective asignado al caso decidirá recurrir a un hombre capaz de introducirse en los sueños para poder arrojar luz al caso. Estas películas no tuvieron una especial repercusión -era de esperar ante la saturación del mercado de este tipo de productos-. Tras ellas el director recupera la figura de Tetsuo en su primera película en inglés orientada para público estadounidense. Tetsuo 3: The Bullet Man nos deja muchas reminiscencias de sus primeros trabajos y es directamente el guión de Tetsuo 2, cambiando solo transformaciones y poco más. Aunque nos traerá a la mente como Tsukamoto comenzó en esto del cine, el espíritu trasgresor que imbuía aquellas películas y le daban una consistencia muy ligada a la época en la que se grabaron, aquí se pierde en gran medida, quedando un espectáculo quizás falto del significado que antes tenía.
Kotoko (2011) no fue tanto creación de Tsukamoto como de la popular cantante de rock japonés Cocco -quien protagoniza la película-. Aunque Tsukamoto escribió el guión, fue ella quién tuvo la idea de la historia: Una joven madre que padece una enfermedad mental particularmente violenta que la hace ir de un estado de animo a otro, sin términos medios. Incapaz de distinguir entre la fantasía y la realidad, solo los episodios de autolesión y las paredes de su apartamento parecen atarla a algo concreto y real. Tsukamoto aparece aquí como un acosador que, voluntariamente, aguanta los ataques violentos de la joven. A priori un cambio radical con sus películas anteriores, una visión más detallada nos demostrará que es una de sus películas con más emoción e intensidad desde Tetsuo, una película cruda, un viaje de emociones que pude llegar a perturbarnos y que no se hace fácil de ver.
Su última película hasta la fecha es la adaptación de la novela Fires on the Plain de Shohei Ooka editada en 1951 y que narra las desventuras del soldado Tamura, inmerso en la campaña japonesa en las filipinas durante la Segunda Guerra Mundial. En plena selva, acosados por el ejercito americano y la propia guerrilla filipina, los soldados japoneses, entre ellos Tamura, tendrán que lidiar con los horrores de la guerra, el hambre, y su propia supervivencia. Vista por muchos como un remake de la adaptación que ya hiciera en 1959 el director Kon Ichikawa, Tsukamoto, quién también protagoniza la cinta, sabe trasladar todos los sentimientos que trasmite la obra original aportando sus propios puntos de vista, un gran uso del sonido y del color, y un final que cierra de una forma magistral la obra.
Shinya Tsukamoto actúa en casi todas sus películas, con la excepción de aquellas en los que fue “director contratado”. Otros cineastas se han dado cuenta de su fuerte personalidad y han querido utilizarla para sus propias obras: Takashi Miike ha trabajado con Tsukamoto un par de veces, en Dead or Alive 2: Birds (2000) y como un psicópata cargado de esteroides en Ichi The Killer (2001). También en 2001 aparecería en otra adaptación de la obra de Ranpo Edogawa rodada por Teruo Ishii -su última película antes de su muerte-, Blind Beast vs. Dwarf (2001). Otro de sus papeles clave fue su aparición en Marebito, un J-horror de 2004 del conocido Takashi Shimizu y donde Tsukamoto interpretaba a un cámara obsesivo que descubre un inframundo debajo del sistema del metro de Tokyo. En los últimos años su carrera como actor tiene bastante importancia habiendo aparecido en diversas series de televisión y películas como Welcome to the Quiet Room (2007), Shin Godzilla (2016), donde da vida a uno de los científicos que deben combatir al saurio gigante, y la controvertida película de Martin Scorsese Silencio (2016).
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