Por primera vez, el director japonés Hiroyuki Tanaka, alias Sabu, visitaba el Festival de Sitges el pasado mes de octubre. Uno de los más importantes realizadores de la que fue la Nueva Ola de los años ’90 en Japón, y responsable de películas ya de culto como Postman Blues (1997) o Monday (2000), presentaba en Sitges no uno, sino sus dos últimos trabajos: por un lado Jam (2018) y, por otro, Dancing Mary (2019), su particular visión del mundo de los fantasmas, y que en su presentación contó con la asistencia también del mítico actor Ryo Ishibashi (al que todos recordaremos por ser la víctima del “especial” ritual -el famoso “kiri, kiri, kiri”- de Asami, la bella protagonista del Audition de Takashi Miike) y del protagonista de la cinta Naoto, miembro del grupo de J-pop Exile.
Naoto no quiso conceder entrevistas durante el Festival, aunque sí participó en el post-screening con el público cuando terminó la proyección de Dancing Mary, pero sí tuvimos la oportunidad de compartir un buen ratito con Sabu e Ishibashi. Aquí lo compartimos para todos vosotros.
Asiateca: Sabu y Ryo Ishibashi, es un placer compartir estos minutos con ambos ¿Habían visitado ya España con anterioridad?
Sabu: Había estado antes en Valencia y ahora en Barcelona.
Ryo Ishibashi: Estuve en España pero hace 30 años. Hice el Transiveriano atravesando todo el continente hasta París. Luego viajé por Francia, estuve en el Festival de Rótterdam y viajé por España durante un mes… Visité Andalucía, Madrid, muchos lugares…
Asiateca: Hiroyuki Tanaka, ¿por qué Sabu?
Sabu: Bueno, en uno de mis primeros papeles como actor; mi personaje se llamaba Sabu (Sorobanzuku/For Business (1986)). Muchos directores utilizan como pseudónimo una parte de su nombre, por ejemplo Takeshi Kitano como Beat Takeshi; en mi caso me quedé con el nombre de uno de mis personajes. Es como una broma, decidí vivir una vida de mentira, una vida de broma (risas).
Asiateca: Pero no es una vida de broma, es actor, guionista, director y en Dancing Mary incluso escribe las letras de las canciones ‘enca’ de la película.
Sabu: Lo que más me gusta sin duda es el guion. Cuando escribo un guion, cuando me surge una idea original, me lo paso muy bien, me siento muy feliz durante ese proceso. En una obra nueva siempre quiero hacer algo que no haya hecho antes, que no se haya hecho, en este caso es escribir ‘enca’ (risas). Me lo pasé muy bien haciéndolo.
Asiateca: Hablando de música quisiéramos preguntarle a Ryo Ishibashi qué fue de su banda ARB.
Sabu: Yo era super fan de ARB (risas).
Ishibashi: Antes que actor era músico, pero a veces en la vida encontramos barreras. Yo sentía que no podía evolucionar en esa faceta, la de músico, así que decidí ser actor. En aquel momento decidí tomarme un tiempo para reflexionar y fue cuando decidí viajar. Así fue como visité Europa. Cuando era músico sí que tenía éxito, pero pensaba en el futuro y sentía que no podría seguir con mi carrera. En esos momentos de crisis el actor Yusaku Matsuda me animó a adentrarme en el mundo de la actuación –“inténtalo, tú prueba a ver qué pasa….”-. Y así comenzó todo. De hecho, con el tiempo, volví a la música, nunca la he abandonado realmente ya que ARB continuó hasta 2006. Comenzamos el grupo cuando tenía 19 años y para mí no era una banda de punk, pero para la gente parece que sí (risas).
Asiateca: Es la primera vez que trabajan juntos. ¿Cómo llega Ryo Ishibashi al proyecto de Dancing Mary?
Sabu: Siempre he sido un gran fan de Ishibashi, siempre he querido trabajar con él y nunca imaginé que aceptaría este papel en concreto, el “Señor Pinchos” (en la película Ishibashi interpreta a un fantasma-samurai lleno de katanas clavadas por todo su cuerpo) (risas).
Ishibashi: Por favor, no me llamen “Señor Pinchos” (lo dice en castellano y entre risas). Ya había visto películas de Sabu como Dangan Runner (1996) o Blessing Bell (2002), con esa esencia entre poética y dramática… me gustó mucho Blessing Bell. En Dancing Mary se mezclan varios elementos como terror, acción, comedia, pero a mi parecer la parte dramática es la más importante de mi personaje en esta obra, por eso acepté este papel.
Asiateca: Dancing Mary aparenta a primera vista ser una película muy ligera, una cinta de terror y fantasía, pero también vemos que es muy crítica con las políticas gubernamentales –el fantasma que ha sido desalojado de su vivienda, los funcionarios inútiles y acomodados, la yakuza…-.
Sabu: Has acertado en casi todo lo que quería transmitir (risas). Desde luego que hay muchas de mis opiniones en la película, pero no quiero tampoco imponérselas al público. Quiero que se lo pasen bien, que sea entretenida, si de paso trasmito algo interesante pues mejor.
Asiateca: Tanto el final de Dancing Mary como el de Jam nos parecen muy significativos. En Dancing Mary se juega mucho con el color y el blanco y negro, justo hasta el momento final. En Jam, el personaje de Tetsuo tiene su revelación en la estación de tren también al final. ¿Hay un punto de conexión entre estos momentos?
Sabu: Puede que sí, puede que no (risas). En mi opinión no me gusta que los finales sean puramente felices ni que tengan una conclusión cerrada. El protagonista quizás ha dado un paso, o medio paso, hacia otra cosa en su propia vida. No es que tengamos que sentir 10 ni 5, pero sí más que cero, un poco más que cero al menos. Quizás por eso esos finales pueden tener un tono similar.
Asiateca: La agencia de talentos LDH ha sido la productora tanto de Dancing Mary como de Jam. Siempre se ha movido en la escena del cine independiente, el hecho de trabajar con esta empresa –representante de Naoto y varios talentos de ambas películas- ¿Es un cambio de tendencia? ¿Le ofrece más posibilidades de producción?
Sabu: LDH es una agencia de talentos con mucho éxito, y de hecho tiene mucho dinero. Su director, Hiro -Hiroyuki Igarashi-, es un gran fan de mis obras y me contactó para hacer una película. Según él, su idea no era siquiera ganar dinero, sino hacer una gran obra para todo el mundo, no solo para el mercado japonés. Así surgieron estos dos proyectos, contando con el apoyo de la agencia y los talentos de la misma. Dancing Mary ya estaba en mi mente antes de pensar en Jam, ese era el proyecto que queríamos hacer contando con Naoto en un primer momento, pero como la agenda de Naoto es tan complicada teníamos que esperar unos meses. El director me comentó de hacer algo entre tanto, algo rápido y sencillo, y en unas semanas hice el guion de Jam. LDH me da total libertad creativa y de presupuesto, me lo paso muy bien y estoy muy contento.
Asiateca: Ryo Ishibashi, es músico, ha trabajado en el cine, en televisión… Ha trabajado en grandes producciones, live-action, también dentro del cine independiente, por ejemplo con Yuya Ishii en Mitsuko Delivers (2011). ¿Qué le falta por hacer?
Ishibashi: Yo diría que dos cosas. Primero trabajar como músico y actuar fuera de Japón (se pone a cantar el “Bésame mucho” en castellano). Mi segundo sueño es ser director, rodar mi propia película tomando como base para el guion la letra de alguna de mis canciones. De hecho ya tengo el guion escrito.
Asiateca: Eso sería increíble y nos gustaría saber más cuando pueda contarnos. Pero ahora le proponemos un juego: usted ha trabajado con muchos directores que conocemos bien en nuestro país. Nos gustaría que los definiera de forma muy rápida. ¿Juega con nosotros?
Ishibashi: Claro, sí… (ja, ja,ja…).
Asiateca: Sobre Takeshi Kitano.
Ishibashi: Es una persona increíble, estupenda. Comenzó como comediante y luego como actor y director, siendo el primer director que quería que sus películas funcionaran antes en el extranjero y luego en Japón.
Asiateca: ¿Takashi Miike?
Ishibashi: Es alguien muy ocupado (risas). Le estoy muy agradecido porque mucha gente me conoce gracias a sus películas, en cualquier lugar del mundo, en cualquier festival.
Asiateca: Y el último: Sion Sono
Ishibashi: Está un poco loco y no le sienta nada bien beber, pierde un poco los papeles (risas).
Asiateca: Ambos comenzaron a despuntar en la década de los ’90, unos años convulsos, con nueva gente que se dedicaba a la cultura que querían revolucionar muchos aspectos de la misma, una época de rebeldía. ¿Qué queda de aquella época?
Sabu: Fue un muy buen momento, había muchos cines pequeños que proyectaban películas de autor de calidad y sabíamos dónde se ponía buen cine y dónde no. Nos divertíamos mucho, eran como esas tiendas que tienen productos selectos. Hoy en día los cines son grandes, multicines sin personalidad que no tienen gusto por el cine especial y solo proyectan obras comerciales. Hoy se apuesta mucho por lo seguro, utilizando a grandes estrellas, con películas basadas en novelas conocidas o mangas, y eso hace que haya menos películas interesantes. En los ’90 había muchos productores que trabajaban muy bien buscando productos de calidad.
Asiateca: Se nos acaba el tiempo. ¿Qué tal su experiencia en Sitges?.
Sabu: Me ha gustado mucho, me gustaría repetir (risas). Trabajaré duro para volver.
Ishibashi: Me lo estoy pasando muy bien en Sitges. Ya os comentaba que estuve en Europa hace 30 años, pero entre todos los países que visité en aquel momento, este fue el que más me gustó. Un maestro zen me dijo una vez: “Has nacido en España en otra vida”. “¿Era matador?” le pregunté… “No, eras panadero.” (risas).
Asiateca: Sabu, Ryo… Nos lo hemos pasado en grande con ustedes. Muchas gracias por compartir este rato con nosotros. Mucha suerte con sus vidas y proyectos.
Por Gloria Fernández (CineAsia) y Jorge Endrino (Asiateca).
Fotografías: Helder de Carvallo.
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