Tras casi dos años sin asistir a festivales de manera presencial, y aunque la situación sanitaria tampoco es que sea la mejor posible, tocaba ya recuperar el pulso a este tipo de eventos, que se echaba muchísimo de menos. Las Nits de Cinema Oriental siempre serán un festival especial, por ser uno de los pocos dedicado al asiático en su totalidad, por ofrecernos un variado repertorio que va desde cine social y de autor hasta otro mucho más popular, que se suele ver mucho menos nuestro país, pero sobre todo, por ser un evento accesible donde poder reencontrarte con tantas y tantas personas, charlar de cine y pasar buenos ratos.
Comenzamos hoy las crónicas de todo lo que pudimos ver en esta edición de FestNits, estructurándolo de forma diaria para ir reconstruyendo nuestras sensaciones durante todo el evento.
Uno de los primeros grandes cambios que nos encontramos nada más llegar es la nueva sede del festival. El Cine Vigatá ha tenido que cerrar y las proyecciones se han trasladado al centro de artes escénicas L’Atlàntida, edificio modernista relativamente nuevo que, sin ser realmente un cine, funcionó muy bien a la hora de acoger los diferentes espacios. A pesar de estar un poco más alejado del centro, creo que esta nueva sede da una gran presencia al festival, con su amplio vestíbulo y diferentes zonas que incluyen un bar/cafetería interior, que este año estaba cerrado por las medidas anti-Covid pero que en ediciones venideras promete crear un espacio social muy agradable. Sus salas son amplias y adecuadas, aunque uno echa de menos unas butacas más de cine y menos de teatro, ya que las largas jornadas de festival se hacían duras.
Sea como fuere nuestra primera película del festival fue de buena mañana dentro de la franja dedicada la horario más infantil y familiar, y es que no podíamos dejar de ver una cinta de animación china de 1979 como Nezha Conquers the Dragon King, producida por el Shanghai Animation Film Studio. Establecido a mediados de la década de 1950, el Shanghai Animation Film Studio fue el principal productor de cine de animación de China, copando casi el 80% de las obras animadas que produjo el país durante varias décadas, incluyendo la conocida Havoc in Heaven, de la que ya tenemos un interesante articulo publicado en Asiateca de la mano de Sabrina Vaquerizo. Nezha Conquers the Dragon King fue una de sus primeros largometrajes tras los años de la Revolución Cultural y se produjo para celebrar el 30 aniversario del establecimiento de la República Popular China.
La película es la adaptación de una historia de la mitología china (en particular, la novela de fantasía épica The Investiture of the Gods) sobre el dios guerrero Nezha. Después de un período de gestación de tres años y medio, Lady Yin, la esposa del general Li Jing, da a luz una bola que se convierte en una flor de loto, de la que nace Nezha. Al poco de “nacer” es acogido como discípulo del inmortal Taiyi Zhenren. Por otro lado tenemos a los dioses dragón, que controlan las tormentas, la lluvia y las ventiscas. El Rey Dragón manda a sus secuaces a que secuestren niños para comer, no haciendo caso a las ofrendas que le realizan los lugareños, y terminan enfrentándose a Nezha.
De corte inherentemente infantil, aunque manteniendo esos momentos de drama y violencia infaltables en toda obra clásica china, nos encontramos ante una película deliciosa e imprescindible dentro de la animación local. Una animación muy personal, cercana a los cuadros tradicionales, que brilla en una restauración muy cuidada y que tiene momentos magníficamente realizados, como cuando Nezha juega a lomos de su compañero ciervo. La música es una constante durante todo el metraje, ofreciendo muchos momentos cercanos a la opera tradicional, sobre todo en los momentos de combate. Una gozada poder disfrutar de este tipo de obras en pantalla grande.
La franja de media mañana en FestNits suele estar dedicada a la retrospectiva temática del festival, que este año tenía el sugerente título de Akihabara, ya que incluía una ecléctica selección de cine freak muy relacionado con ese oasis de la cultura popular nipona. Más allá de las películas, cada sesión venía precedida por unos minutos de vídeos musicales, spots publicitarios y diverso material de cultura pop relacionada con Japón, que se convirtió en casi lo mejor de las diferentes proyecciones. En esta primera sesión, vídeos musicales de las AKB48 con moteras, enfermeras y monstruos gigantes, Jackie Chan vendiendo patatas fritas y este maravilloso vídeo de World Order llamado Have a Nice Day que os dejo por aquí (recomiendo que miréis su canal de Youtube, a mi me gusta mucho su irrefrenable buenrollismo).
Pero volviendo la tema, la película que abría este curioso ciclo fue la peculiar Beautiful Escape, que narra la historia de un joven que es acosado en el instituto y sueña con destrozar de diversas formas crueles y sangrientas a sus opresores, pero como es un pusilánime pues todo queda en su mente. Un día comienza a tratar un poco más a una compañera que siente una especie de placer casi sexual con la muerte, matando a gatos callejeros que se encuentra.
Definida como un teen slasher, la película es realmente curiosa por como mezcla elementos que aparentemente no podrían ser mezclados. Tiene un formato general de drama adolescente -cuasi romántico- de bajo presupuesto y toques “de autor”, poniendo en un primer momento el foco en todo el tema del bullying y dejando esos aires violentos para el mundo de la imaginación. Poco a poco la cosa se va enrareciendo hasta que esa chica fetichista de la muerte la lía parda y un momento catártico sobre venganza juvenil termina transformándose en una cinta de psicópatas, con tintes de home invasion, lucha generacional y elementos dignos del cine más perturbado -que no sangriento-. Estos cambios de tono son el interés y el punto flaco del film, ya que si entras bien, pero si no la sorpresa o la incomodidad pueden sobreponerse y dejarte fuera de alguna de las partes de la película muy rápidamente.
Lo que no veo yo es su final, de esos de varias fases -epílogo incluido- que llega a extremos semánticos incomprensibles… vamos que no tengo la más remota idea de por qué Morita ha cerrado así la cinta. Sea como fuere Kirara Inori está estupenda en su perturbada lascivia asesina.
Ya en la tarde la sesión china de primera hora comenzaba con el cortometraje The Song of Yue, una pieza animada de delicada esencia visual y musical que reivindica la figura de Madam Yin Guifang, pionera dentro de la opera tradicional interpretando papeles masculinos. Sin diálogos y muy influenciada por este estilo artístico, construye un interesante relato muy cortito pero emotivo.
La película principal de la sesión era el drama Wild Grass, que nos traslada a la década de 1990 siguiendo la vida de tres jóvenes que buscan cumplir sus sueños: La joven Yunqiao quiere vivir su vida como si fuera una película y salir de su pequeña ciudad para ir a la capital, Li Mai quiere triunfar en el mundo de la danza, y el enigmático Wu Feng huye de un oscuro pasado. Estas tres historias se cruzaran de maneras diversas.
Nos encontramos ante un ambicioso drama que gira en torno a la búsqueda de los sueños, las ambiciones, la emigración juvenil hacia la gran ciudad y lo dura que puede ser la vida. Primer largometraje del guionista y director Xu Zhanxiong, quién ya participó en la Ash (2018), que pudimos ver en Fancine y que comparte muchos elementos narrativos y estéticos con esta película.
La cinta se centra en estos tres personajes, con una narración no lineal que avanza y retrocede constantemente para ir siguiendo las diversas historias. Esta elaborada estructura realza al igual que obstaculiza el drama, centrando la mirada en cada una de las historias mientras las otras quedan olvidadas hasta que les toca su turno. Digamos que estas tres vidas no tienen una relación compleja entre ellas, sino que son las casualidades y los pequeños detalles los que las unen y por tanto no hay una sensación de homogeneidad completa. He estado tiempo pensando en porqué en un principio no me llenaba plenamente y creo que es precisamente por esto, porque hasta pasada una hora no entra en escena una de las historias y, aunque la retorica se va enriqueciendo hacia el tramo medio-final, queda esa sensación de historias separadas unidas por la pura casualidad.
Pero no me entiendan mal, nos encontramos ante una película muy interesante, un drama con tintes románticos con un gran acabado visual, un guión bien orquestado -aunque con un destino poco claro- y unas interpretaciones descatacables, sobre todo de sus protagonistas femeninas Elane Zhong y Sandra Ma. Un viaje que se cierra con testimonios reales del equipo de producción durante los créditos contando sus experiencias migratorias cuando dejaron sus pueblos para buscar su destino en la ciudad.
Nuestro periplo festivalero continuaría con la primera de las dos películas que veríamos de la superestrella Andy Lau durante las Nits. Endgame nos presenta a Lau como un metódico asesino que termina intercambiando su identidad con un actor venido a menos tras perder la memoria en un “accidente”.
Versión hongkonesa de la historia que ya viéramos en la japonesa Key of Life -y que también tiene versión coreana-, esta vez la cosa gira un poco más a la comedia y al romance, sobre todo en su tramo medio, cambiando el tono con respecto a la comentada película japonesa. Nos encontramos ante una comedia solvente, divertida, con muchas referencias cómicas a la obra del propio Lau y su figura como gran estrella del celuloide y sus buenos toques de acción y drama, aunque creo que su parte romántica se fuerza y ocupa demasiados minutos. En definitiva, una película divertida y amena.
Ahora bien, me quedo con la versión japonesa. En aquella la comedia es más suave, más local, y el personaje de la editora que acaba enamorada del asesino en su nueva identidad cambia totalmente de un simple rollo romántico a una especie de búsqueda de las motivaciones y esos “compañeros de viaje” en la propia vida. Toda aquella película tiene un trasfondo mucho más cargado e interesante, menos cómico pero con algo más de trascendencia semántica.
Como no podía ser de otro modo, este intenso y largo primer día finalizaba en la Bassa, las proyecciones al aire libre que cada noche se celebran en el festival y que componen la parte más popular del mismo ya que se acompañan de cenas temáticas y diferentes actividades paralelas.
La velada comenzó con el nuevo trabajo de la directora Li Jingxiang, que ya presentó hace unos años Spring Sparrow en Vic -de la que ya os hablamos en su momento- y que formaba parte del jurado de este año en el festival. Tal y como nos comentaba en la presentación de este cortometraje, el Jiangjun Guan hace referencia a la cerámica tradicional. Tirando de la nostalgia que ya mostró en Spring Sparrow nos traslada a la década de 1990 para contar la historia de uno de esos maestros alfareros y poner en relieve su legado en el arte popular chino, volviendo después a nuestros días, un momento en que se intenta preservar este legado de su desaparición artesanal.
Tras este cortometraje nos esperaba la comedia Tiger Robbers, que resulto ser un fiasco. La cosa comienza con una mujer que quiere denunciar el secuestro de su hija. Ante la pasividad general decide recurrir a un variopinto grupo de animalistas que se sorprenden al saber que la “hija” de la mujer es un tigre que ha sido secuestrado por un malvado magnate -encarnado por Eric Tsang-.
Definida como un cuento urbano con toques de realismo mágico, esta película está dirigida a un publico familiar -o más bien infantil- y eso se nota en todo su metraje, en su colorido, en su ciudad que casi parece aislada en un mundo particular, y en su desarrollo, simplón y sin nada especial. Ya desde el principio me sacó totalmente de ella su larguísima conversación cuando la mujer intenta contratar a los animalistas, una de esas conversaciones rápidas y eternas que ni son moleitau ni tienen especial gracia más allá de cruces de palabras tontorrones. A partir de ahí ni me gustó su drama ni su humor. Además creo que se alarga muchísimo, metiendo varias escenas de robos en la misma película, lo cual se hace repetitivo y aburrido, aunque tiene algunas escenas de acción muy bien rodadas y bastante locatis, todo sea dicho. Su parte final remonta un poco, e incluso su final de cuento infantil me gustó, pero es evidente que yo no era el público de esta película.
Había una niña justo detrás nuestra conversando con su madre sobre diferentes aspecto de la cinta, preguntándole cosas y demás… seguro que se la gozó. Bien por ella.
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