Repasamos hoy nuestra segunda jornada en el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic, que se iniciaba, como sería habitual, en la franja de las 12:00 asistiendo al pase del maravilloso ciclo Akihabara. De buena mañana tocaba el cine más infantil y este día proyectaba la animada Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna, que seguro gustó mucho a la juventud, Digimon tiene mucho tirón.
Como era de esperar, la sesión Akihabara comienza con una buena dosis de frikismo nipón del más popular posible, del publicitario y musical. No recuerdo ya que momento corresponde a cada sesión para comentarles un poco más en detalle que vimos esa mañana, pero siguiendo esa esencia freak que quiero imponer en estas crónicas les comparto un vídeo de la más colorida, bizarra y maravillosa artista que ha dado Japón -si, se que estoy exagerando-. Kyary Pamyu Pamyu y su PONPONPON nos acompañaron en Vic y yo encantado de la vida.
Y después de esta dosis de color y locura la cosa sigue al alza con Planet Prince 2021, adaptación de una conocida serie infantil tokusatsu de la década de 1950, una de las pioneras del género en Japón, adaptada por el incombustible Minoru Kawasaki. El director de cintas como Executive Koala (2005), Monster X Strikes Back: Attack the G8 Summit (2008) y Monster Seafood Wars (2020), da rienda suelta a su vena suerrealista y cómica en esta divertida locura.
Resulta que unos malvados extraterrestres andan por el universo buscando un mineral especial que les permite hacer mover su nave espacial y lo han encontrado en la tierra, justo debajo de la ruinosa panadería de una joven estudiante y su familia. Ante la perspectiva de ataque hace acto de presencia desde una alcantarilla cercana Planet Prince, otro extraterrestre, defensor de los débiles, que los ayudará a pesar de haber perdido la memoria.
La película tiene un aire claramente infantil, pero su diseño de personajes y guión sumamente loco, a la par que inocentón, nos retrotraen precisamente a esos inicios del género. El guión adapta de forma muy directa la esencia de la obra original, llegando a tener una estructura casi capital en donde a cada rato comienza una especie de nueva subtrama, se desarrolla y se termina, pasando a otra nueva. Todo es muy loco, con secuaces ridículos, robots asesinos y una parte en que Planet Prince intercambia papel con un cantante de moda. Muy divertida pero para incondicionales del género.
Tras una pausa para la comida llegaría la que a la postre se convertiría en la ganadora del premio de la crítica dentro del FestNits, It’s a Summer Film, una de mis películas favoritas del festival y que me llegó como pocas me han llegado en esta edición, en parte porque es una película estupenda, en parte por mi especial relación con el cine japones clásico.
Barefoot es una joven aficionada a los dramas históricos y el cine de samuráis, que consume junto a sus dos mejores amigas, Kickboard, fanática de la ciencia ficción que pertenece al Club de Astronomía, y Blue Hawai, miembro destacada del Club de Kendo. Juntas se reúnen en su guarida secreta, una furgoneta abandonada en el bosque, para ver DVD antiguos, calificando el buen hacer de actores como Shintaro Katsu y Raizo Ichikawa e imitando las escenas de acción. Barefoot pertenece al cineclub del instituto y quiere rodar su película ideal, pero allí arrasan las comedias románticas y todos están inmersos en el rodaje de una de ellas. Melancólica, termina en un pequeño cine de reposiciones donde conoce a un extraño chico que también parece ser fanático del cine de samuráis y decide al instante que el debe ser su protagonista, así que reúne a un equipo particular, encabezado por sus dos amigas y algunos compañeros del instituto, y decide rodar un filme de samuráis.
It’s a Summer Film hace honor a su nombre, es una película cálida, divertida, alegre… de esas que se ven con una sonrisa constante en la boca y recuerdas durante mucho tiempo. Nos encontramos ante lo que podría ser una de tantas películas sobre colegialas, clubes escolares y festivales de verano, pero esconde mucho más en su interior. Entre el meta-cine y una de esas comedias románticas que anuncian el fin de la adolescencia y la llegada de la adustez, la película juega perfectamente con los estereotipos, hay algo encantador en ver el amor que sienten estas tres colegialas por el cine de samuráis, un género nada apreciado por las nuevas generaciones. Las constantes apariciones del rodaje de la cinta romántica del club de cine ridiculizan precisamente ese género que inunda el mercado, con su protagonista siempre mona, su equipo entusiasta, sus escenas clónicas y su cargante pastelosidad…
Y al final, paradójicamente, el amor lo une todo. El amor al cine hace que las películas salgan adelante, que todo se compagine. El amor al cine da alas a la protagonista y la conduce, junto con su enigmático protagonista, a una escena final en que se relaciona directamente el amor romántico con la escena final de una película de samuráis, un climax común que esconde una inusitada pasión.
Todo lo que pueda decir de ella es poco y todos los reconocimientos que tenga también lo serán. Hagan por verla porque es una maravilla.
Y la segunda sesión de la tarde no baja el ritmo, aunque cambiamos de tercio diametralmente con Caught in Time, cinta de acción china que con solo ver el cartel ya sabes a lo que te enfrentas, puro cine de acción del que se hacia en Hong Kong entre las décadas de 1980 y 1990.
Su guión construye un juego del gato y el ratón entre una banda de violentos atracadores, y en particular su líder -interpretado por Daniel Wu-, y un grupo policial que intenta detenerlos, liderado por Wang Qianyuan.
A partir de aquí no podría decir mucho más. Si han visto cine de acción hongkonés de la vieja escuela, sabrán que van a ver, acción sin medida, un ritmo frenético, sus giritos de guión y unos papeles muy arquetípicos pero perfectamente llevados, destacando sin duda ambos protagonistas, tanto Daniel Wu en su violento y desgarbado maleante, como Wang Qianyuan en su duro y serio policía. Me repito, puro cine de acción como el que ya no se hace.
Esa noche en la Bassa nos esperaba el anime Josee, the Tiger and the Fish primer largo del director de animación Kotaro Tamura. Tamura ha trabajado en dirección en series como Baccano!, Heroman y Norigame, tiene amplia experiencia en el departamento artístico, en diseño y storyboards, y además ha sido asistente de director y colaborador habitual de Mamoru Hosoda.
Josee, the Tiger and the Fish se basa en una novela ligera, últimamente algo muy común en el cine de animación más sentimental que nos llega de Japón, que ya tiene una destacable adaptación en live-action del año 2000. Su historia se centra en una chica en silla de ruedas que vive prácticamente recluida junto a su abuela hasta que conoce por “accidente” a un joven estudiante aficionado al submarinismo. Ella es arisca y aparentemente antisocial, pero su abuela contrata al joven para que la atienda.
A partir de este momento comienza una extraña relación entre ambos. Ella lo llama sirviente, el critica sus desaires y la fuerza a situaciones complejas para que aprenda como es el mundo. Ella irá conociendo el mundo exterior y relacionándose con él, el chico ira conociendo el mundo interior de la chica y su exuberante imaginación. Obra de excelente factura y un gran equilibrio entre comedia, drama y emoción, una historia con un personaje con cierta discapacidad sería fácil que cállese en el drama fácil y la condescendencia, pero este no es el caso y durante todo su metraje nos ofrece elementos de interés, diversos giros de guión y mucha emoción.
Como decía, en los últimos años nos han llegado muchas películas con cierto aire romántico y juvenil, dramas ligeros sobre el amor, la amistad, la superación o la adultez. Este es uno más, pero uno más de los muy buenos. No obstante se llevo una mención especial del jurado.
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