Tsumasaburo Bando, cuyo nombre de real era Denkichi Tamura, nació en Kodenmacho, Nihonbashi, Tokio, el 13 de diciembre de 1901. Su padre, un mayorista de algodón llamado Chogoro, vivió hasta los 71 años, pero su madre, su hermano mayor y su hermana murieron cuando él era aún muy pequeño. Asistió a la Escuela Primaria Jisshi, que se encuentra al lado del antiguo emplazamiento de la prisión de Denma-cho, con la que muchos de los seguidores del Emperador, a quienes solía interpretar en sus películas, estuvieron muy relacionados. Allí, a menudo era el líder de su grupo y participaba activamente en las obras de teatro. Mientras actuaba en una de estas obras, Bantsuma se congeló en el escenario, incapaz de interpretar sus líneas. Avergonzado, salió corriendo y se encerró varios días en su habitación. Se dice que en ese momento decidió convertirse en alguien admirado sobre el escenario.
Tras de la muerte de su madre y las quiebra del negocio de algodón de su padre, Bantsuma no pudo continuar su educación. Después de terminar la escuela primaria, se convirtió en aprendiz y alumno de Nizaemon Kataoka, un famoso actor Kabuki. En el mundo del kabuki el linaje era extremadamente importante y Bantsuma, que no provenía de ninguna familia importante o conocida, luchó para ganar cierta fama. Pronto cambió la dirección de su carrera uniéndose a pequeños teatros y papeles en la productora Kokkatsu. En 1922, junto a Kichimatsu Nakamura, formó la “Bando Tsumasaburo Troupe“, pero al año siguiente el proyecto finalizó al ser ambos actores tentados para la industria cinematográfica por el Makino Film Studio.
Dentro del Makino Film Studio, Bando comenzó a labrarse una exitosa carrera como actor, comenzando con un primer papel en Jirocho of Shimizu (Shimizu Jirocho) en 1923. Bantsuma participó en unas 50 películas para la Makino, convirtiéndose en el mayor activo de la compañía en producciones como The Fresh Blood Handprint (Senketsu no tegata, Koroku Numata, 1923), Kozusume Pass (Kozusumetoge, Koroku Numata, 1923), y Mito Komon (Nagao Shiroku, 1923). Trabajaría además en una docena de películas para la Toa Kinema, después de ser absorbida por la Makino en 1924. Entre estas producciones se encuentran Backward Flow (Gyakuryo, Buntaro Futagawa, 1924), las dos partes de Kageboshi, Noble Thief of Eda (Eda kaizokuden Kageboshi, Buntaro Futagawa, 1925), y una nueva versión de Jirocho of Shimizu (Shimizu Jirocho, 1924), donde esta vez encarnaría al personaje que da título al film. En esta época iniciaría su relación de amistad con Rokuhei Susukita, guionista de más de cine películas para el estudio en las que introduciría, muy al estilo estadounidense, complejas líneas argumentales, estimulantes secuencias de acción y una especie de anarquía rebelde, sobre todo en sus Jidaigeki. Esta colaboración se iniciaría en 1924 con Gyakuryo, una historia sobre un samurái pobre y de bajo rango que debe enfrentarse a un enemigo que ha puesto su vida patas arriba. Kageboshi, otro guión de Rokuhei, también estaría protagonizada por el actor, esta vez dando vida al “ladrón jovial” Kageboshi.
En el apogeo de su fama, Bantsuma estableció su propia compañía en el verano de 1925, siendo la primera productora independiente liderada por una estrella de cine en la historia del cine japonés. El actor sabía lo que quería y gustaba revisar las escenas y detalles específicos de las diferentes películas con los directores. Se dice que era muy exigente, pero sus colegas han explicado que esto no era más que un reflejo de su enfoque entusiasta por hacer cine. Durante este tiempo, Bantsuma prácticamente vivió en Gion siendo entretenido por Geishas, no obstante es bien sabido que le gustaba alardear de dinero en efectivo y que a menudo invitaba a sus compañeros de trabajo a una noche en Gion con a veces hasta 20 Geishas. En 1926, Bantsuma construyó un estudio en las afueras de Kyoto, donde ahora se encuentra la Toei Kyoto.
La primera película la compañía sería The Foreign Girl and the Samurai (Ijin musume to bushi, Kintaro Inoue, 1925). Pero, con diferencia, la película más controvertida realizada por la Bantsuma Pro fue su segunda producción, Orochi (1925). La historia gira en torno al protagonista, Heizaburo Kuritomi, un samurái de clase baja pero honorable, al que se le da una profundidad emocional difícilmente vista en los Jidaigeki anteriores, que lucha contra un fuerte conflicto interno y las injusticias de la sociedad. Este poder dramático es especialmente evidente en la secuencia de cierre de la película donde el protagonista es atacado por sus enemigos después de su tremendo esfuerzo por proteger su amada. En el ensayo, “Bantsuma’s ‘New Breeze”, Midori Sawato, una de las pocas Benshi -narradora de cine mudo- que ejerce en Japón, cita el final de Orochi como una de las imágenes más “heroicas y desgarradoras” que ha visto. En el pasado, los héroes de las películas eran orgullosos samuráis de clases altas que siempre triunfaban sobre sus oponentes malvados, defendiendo lo que realmente era correcto. Sin embargo, Orochi fue creado en respuesta al fanatismo nacional y militar que prevalecía en ese momento en el país. Hay quedarán para siempre sus frases de apertura:
“No todos los que llevan el nombre de villano, son realmente malvados. No todos los que son respetados como hombres nobles, son dignos de ese nombre. Muchos son los que usan una máscara falsa de benevolencia para ocultar su traición y la maldad de su verdadero yo”
Orochi evocó provocadoras ideologías e ideas rebeldes en una época en la que los actores y escritores liberales estaban siendo reprimidos en todo Japón. En consecuencia, la película fue severamente censurada, con más del 20% de su contenido completamente eliminado y varias escenas que tuvieron que volver a rodarse. Cuando finalmente la película vio la luz, el interés alrededor de la misma se convirtió en multitudes acudiendo a los cines de todo el país. El estimulante nuevo estilo de lucha que Bantsuma mostró en la misma pudo haber atraído a numeroso público, pero no se puede negar que hubo muchos que también se sintieron profundamente conmovidos por el mensaje de la película.
Durante los años siguientes Bantsuma produciría casi 100 películas, entre las que se incluyen A Royalist (Sonno, Seika Shiba, 1926), Ryo‘ma Sakamoto (Sakamaio Ryo‘ma, Yoshiro Edamasa, 1928), y Koina no Ginpei: Migratory Snowbird (Koina no Ginpei: Yuki no wataridori, Tomikazu Miyata, 1931). Sin embargo, el estudio alcanzó un punto bastante bajo durante el período 1931-1935. Como muchas de las compañías establecidas por artistas para producir su propio trabajo, Bantsuma Pro sufrió la transición al sonido, especialmente porque a los aficionados estaban no les gustó la voz aguda del actor. La película Niino Tsuruchiyo (Daisuke Ito, 1935), fue un fracaso y parecía que la suerte de Bantsuma se había agotado. En 1936 cerró las puertas de su estudio y se unió a la Nikkatsu Production Company en 1937.
Las películas de Bantsuma, particularmente sus primeros trabajos, no estaban completas sin las típicas escenas de combate con espadas de ritmo vertiginoso que garantizaban el interés y aprobación de su público. Los estilos de lucha estaban perfectamente definidos, especialmente en las interpretaciones Kabuki, y los actores se limitaban a realizar movimientos estándar como ‘Yamagata’, ‘Yanagi‘ o ‘Chijihataka‘. Sin embargo, Bantsuma cambió toda esta mecánica e introdujo un estilo completamente nuevo que solo él utilizaba. El maestro de la espada Ryu Kuze analizó el estilo del actor y atribuyó su mayor singularidad al hecho de que no mira a sus víctimas cuando las mata. Al dar la estocada ya está concentrado en su próxima víctima. Ryu Kuze también apuntó que Bantsuma se detenía recto con los tobillos alineados, una pose característica que señalaba la muerte inminente de su oponente. Sus colegas admirarían el entusiasmo del actor y su capacidad para captar nuevos movimientos y secuencias en sus películas. Estas espectaculares habilidades con la espada le valieron el título de ‘King of Swordfights‘.
El primer hijo de Bantsuma, Takahiro Tamura, describió a su padre como “sensible” e interesado por todo lo que sucedía a su alrededor. El propio Bando escribió varios artículos para revistas como Bantsuma Cinema News y mostró en varias ocasiones esta sensibilidad, además de ofrecer al público unos retazos de su mentalidad. En la edición de noviembre de 1929 de Bantsuma Cinema News escribió: “La vida de un artista es morir por el arte. Solo cuando el arte es la vida de uno, uno puede producir arte real. Como tengo un largo camino por recorrer, continuaré por este camino con esa creencia“. Su determinación y dedicación hacia su trabajo es evidente en la declaración que hizo en la edición de febrero de 1930 de la misma revista:
“Cuando creo una película no soy un actor, en realidad estoy en la piel del personaje que interpreto, sintiendo lo que siente, y sufro su misma agonía. Debo dar vida a numerosos personajes y sus diversas personalidades, uno tras otro. Yo no soy Dios. A veces me siento gritar por dentro … No puedes afirmar con confianza que estás en la mente del personaje con solo una comprensión a medias de ese mismo individuo. Ser capaz de representar completamente al personaje solo viene después de sangrar y sufrir la agonía del proceso“
Bantsuma y su esposa Shizuko Tamura tuvieron cuatro hijos juntos: Takahiro Tamura, Masakazu Tamura, Ryō Tamura y Toshima Tamura. Tres siguieron los pasos de su padre, iniciando carreras en la industria del cine. Toshima se convirtió en empresario. Su primer hijo, Takahiro Tamura, que murió el 16 de mayo de 2006 de un infarto cerebral tras una larga y exitosa carrera como actor -participando en películas como Twenty-Four Eyes (1954), Mitasareta seikatsu (1962), Red Lion (1969), Tora! Tora! Tora! (1970), Hanzo the Razor (1972) y tantas otras-, a menudo hablaba con cariño sobre su padre en las entrevistas y narraba curiosidades sobre su vida.
La familia a menudo pasaba los veranos en la playa de Amanohashidate y, como recordaba Takahiro, Bantsuma chapoteaba en el agua incluso más emocionado que sus hijos. También contó sus recuerdos al recibir los resultados de su examen de secundaria. Demasiado nervioso para ir a la escuela a comprobarlo, la buena noticia fue entregada por su profesor. Takahiro recordaba claramente a su padre bajando las escaleras e inclinándose ante dicho maestro hasta que su frente casi tocó el suelo, como si estuviera filmando una escena de uno de sus jidaigeki.
A veces se piensa que la verdadera naturaleza de Bantsuma se puede ver en Yabure Daiko (1949), donde interpreta el papel de un hombre tiránico temido por su familia, pero nada más lejos de la realidad. Su papel en Abare Jishi (1953), donde da vida a un padre que haría cualquier cosa por sus hijos, es una representación mucho más precisa del auténtico Bantsuma, que era un hombre de familia cariñoso y equilibrado. Sin embargo, la dedicación a su trabajo también fue muy clara, volviendo al set de rodaje, listo para trabajar, el día después de su boda.
Parece que la sensibilidad de Bantsuma fue poco a poco abriéndose paso en su trabajo. Un año después de ingresar en la Nikkatsu, Bantsuma co-protagonizó, junto a Chiezo Kataoka, las dos partes de Chushingura (Tomiyasu Ikeda, 1938). Interpretando el papel de Kuranosuke Oishi, mostró sus grandes habilidades de actuación con una poderosa interpretación. Cuando la re-estructuración gubernamental de la industria dio como resultado la división del brazo de producción de Nikkatsu en 1942, Bando continuó en la nueva compañía Daiei, En esta etapa protagonizó la película Muhomatsu no Issho (1943), interpretando a un pobre conductor de rickshaw. Este era un papel que normalmente no habría sido asumido una gran estrella, pero el director Hiroshi Inagaki, con quien Bantsuma había trabajado anteriormente, estaba decidido a ficharlo. Después de rechazar inicialmente el papel, Bantsuma finalmente aceptó el trabajo y desempeño un papel con un profundo enfoque humanista que le dio una gran profundidad tanto al personaje como a la película. Para introducirse en ese papel de conductor de rickshaw, Bantsuma mantenía la personaje incluso en su propia casa. Su hijo, Takahiro Tamura, describió cómo veía a su padre comer pescado seco y beber sake al estilo del personaje de la película.
Durante este período de su carrera, Japón perdería la guerra y la ocupación militar de los EE.UU. comenzó a restringir los Jidaigeki al considerarlos “semillero del feudalismo”. Por lo tanto, las estrellas del género formaron compañías teatrales y viajaron por todo el país. Durante este tiempo Bantsuma continuó actuando, pero fue en un tipo de películas muy diferentes a aquellas con los que estableció su carrera. En 1948 alcanzó un punto álgido con su actuación en la película Ōshō. El director Daisuke Ito habló sobre la amplia gama y profundidad del actor, su convincente y humanista interpretación del protagonista, y declaró que a pesar de su gran estatus en la industria cinematográfica, Bantsuma era la elección obvia para Sankichi, un hombre perteneciente a los estratos más bajos de la sociedad. En A Broken Drum (Yabure daiko, 1949), dirigida por Keisuke Kinoshita para la Shochiku, interpretó a un patriarca que hace una fortuna con la industria de la construcción, pero que continúa dirigiendo su negocio, y a su familia, como en los tiempos feudales.
El 7 de julio de 1953, Bantsuma murió a la edad de 51 años de una hemorragia cerebral mientras filmaba Abare-Jishi, dirigida por Tatsuo Osone. Tsumasaburo Bando fue el actor más famoso del periodo de cine mudo en su país. Conocido principalmente por sus enérgicos jidaigeki, apareció en más de 200 películas a lo largo de su carrera.
Nota: Esta es una traducción libre del artículo de Wikipedia (EN) sobre el actor, corregido y ampliado con información de la web de Matsuda Film Productions y del Historical Dictionary of Japanese Cinema de Jasper Shard.
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