En un festival como Sitges uno termina viendo todo tipo de cine, bueno y malo, fantástico, de terror, dramas y películas que no te explicas que demonios hacen en un festival de género. Luego hay otras producciones que parecen haber nacido para este festival, haber sido concebidas para disfrutarse en el ambiente tan particular que existe en un festival de género fantástico como este. La coreana Project Wolf Hunting es, a mi parecer, una de esas películas.
El guion es prácticamente lo de menos en esta película y nos narra la repatriación de una gran cantidad de violentos maleantes hacia Corea desde un país del sudeste asiático usando para ello un barco fuertemente protegido. Como se imaginarán los presos inician un motín y todo se desmadrará, pero policías y criminales no es lo único que transporta este barco.
Nos encontramos ante una película violenta, de acción trepidante, muy gore en su presentación y exagerada en su forma, no obstante obtuvo el premio a mejores efectos especiales junto con una mención especial del jurado por su espíritu festivalero. Como ya decía en la introducción, puro cine para el disfrute del aficionado, pero que realmente no tiene demasiado que aportar más allá de esto con lo que si se busca algo más que dejarse llevar puede resultar vacía. Más allá de su comienzo, su guion se narra de forma bastante abrupta, presentándonos elementos sin muchas explicaciones, con poca conexión y dejándonos con más preguntas que respuestas en pos de la acción constante y sangrienta. Además, los personajes son principalmente negativos con lo que es difícil identificarse con un “héroe” al uso, y se produce una especie de in crescendo donde diferentes antagonistas principales se van sucediendo en algo que recuerda a un juego donde el “final boss” de turno supera al anterior, algo que puede o no gustar al personal.
Estamos ante una película que me encantó, que gustó en Sitges, que gustará al aficionado, pero que requiere no buscarle demasiado a pesar de lo interesante de la ambientación que propone, que tristemente se queda un poco escasa en su guion. Es como ver el tramo central de pura acción de una película al uso, sin tener el tramo inicial que da pie al drama y el final que nos resuelve los enigmas. Pero muy bien en general.
Como anécdota les diré que los efectos de sonido tanto de pisadas y golpes estaban tan altos que jodieron uno de los canales de audio del auditorio, que dejó de funciona a unos 15 o 20 minutos del final de la película. Básicamente terminamos la película con las voces de los actores saliendo por los canales envolventes (sumamente bajitas) y escuchando solo sonido ambiente.
Su director y guionista, Kim Hong-sun, estuvo presente en Sitges durante varios días acompañado por el actor Choi Gwi-hwa, que interpreta a uno de esos antagonistas que les comentaba, en un papel donde es difícilmente reconocible pero de gran presencia debido a su estatura y el abundante maquillaje que lo caracteriza. Por si les suena, Choi Gwi-hwa es el oficial al mando de Ma Dong-seok en la película The Roundup, y en su antecesora The Outlaws, haciendo un papel prácticamente contrario al que le podemos ver en esta Project Wolf Hunting.
Tuvimos la suerte de poder charlar con ambos y hablar un poco de como se gestó el proyecto, que preparación tuvieron que hacer, sobre todo Choi Gwi-hwa interpretando a Alpha, y como fue grabar esta película tan gore en un país como Corea del Sur que, aunque nos ha dejado películas muy violentas y directas, no tenían ese aire de gore festivalero gratuito que si impregna Project Wolf Hunting. Les dejo el dato del festival, durante la grabación de esta película se gastaron 2,5 toneladas de sangre falsa, nada menos.
Nuestro día volvía a terminar de maratón y la cosa iría ya cuesta abajo a partir de este momento. En nuestra última crónica ya tocaremos fondo en esto de las maratones, pero no adelantaré acontecimientos. Comenzamos así nuestra velada compuesta por dos películas que solo tienen que ver en que hay un monstruo, y la primera aproximación fue What to Do with the Dead Kaiju?, comedia satírica de Satoshi Miki del que siempre recomendaré su divertida e interesante Adrift in Tokyo.
La premisa no podía ser más loca: Japón está siendo atacado por un monstruo gigante que muere misteriosamente. Mientras la gente celebra haber escapado de este ataque surge una pregunta ¿Qué hacer con el cadáver del monstruo gigante?, el efecto de la putrefacción provoca que se creen burbujas de gas en el cuerpo que si explotan podrían acabar con millones de vidas.
Cuando me enfrento a una comedia japonesa siempre lo hago con miedo. Lo japoneses tienen una forma de narrar muy particular, una forma de construir arquetipos cómicos basados en situaciones diarias que pueden resultar bastante sin gracia y, en definitiva, pueden hacer ese tipo de comedias tan anodinas que muchas veces he visto en su filmografía. Esta, para mi, es una de esas. Su sátira, tanto de las propias películas del género como de la gestión de crisis no me llego en prácticamente ningún momento más allá de las escenas del gabinete del gobierno, que se desparraman hacia la locura surrealista en más de un momento. Por lo demás, todo bastante soso, anodino y sin gracia, incluso los momentos un poco más locati, que tampoco me dijeron mucho. Igual fueron las horas a las que la vi, la malditas horas.
La segunda película que vimos fue la tailandesa The Lake, que he de reconocer que desconocía totalmente hasta que la anunció el festival. Creo que su tráiler nos engaño a todos con ese aire a The Host, salvando las distancias en cuanto a presupuesto y cinematografía, pero al final la cosa no resultó como esperábamos.
Cuando un misterioso monstruo emerge del río Mekong, la provincia norteña de Bueng Kan, situada en Tailandia, queda repentinamente aislada del mundo exterior. Funcionarios, científicos y ciudadanos del lugar deben movilizarse para detener al monstruo antes de que sea demasiado tarde y toda la ciudad sea destruida. Pero puede que este monstruo no esté solo después de todo…
He decidido dejar tal cual la sinopsis escrita en la web del festival. Llamativa ¿no?, si ven el tráiler es más llamativo aún y promete acción monstruosa bastante bien realizada. Pues no amigos, nos dejamos engañar, y de que manera. Sus localizaciones son interesante, su apartado técnico no está mal y tiene muchos de los elementos que uno esperaría, pero el espíritu de esta película no es el de una monster movie sino el de un thriller con la protección de las especies y la fuerza de la naturaleza como fondo (sorpresitas incluidas a este respecto). La película no tiene ningún efectismo más allá de una escena de apertura con claras referencias a The Host, pero más allá de eso el monstruo esta de adorno, como un elemento presente y ya, no es el interés de la película. Hay una escena de ataque del monstruo en que unos personajes se ponen a hablar, típica escena dramática de superación, la cosa es que dura tanto y se centran tanto en ella que ya no sabes si es que el monstruo ha dejado de atacar o que pasa. Pues no, el monstruo esta allí parado, esperando que acabe la escena, en un impasse bastante anticlimático. Además, en esa escena no verán al monstruo morder a nadie, ni pisarlo, ni nada. Cero efectismo, cero interés en ello.
Si pones una monster movie, con esa sinopsis y el tráiler que nos vendieron, a las tantas de la madrugada me parece imperdonable que no tenga el más mínimo ritmo o efectismo y que se asemeje más a una social independiente que a otra cosa. Por la tarde descansado, igual hubiera entrado en su mensaje más que en su forma… pero que no.
[…] Project Wolf Hunting, What to Do with the Dead Kaiju? y The Lake – Crónica del Sitges Film Festiv… […]