Taro Hirai, nombre real de Ranpo Edogawa, nació en Nabari, prefectura de Mie en 1894, siendo su abuelo un samurái al servicio del Dominio Tsu. Su familia se trasladó a la que hoy es Kemayama, y de allí a Nagoya cuando tenia tan solo dos años. En 1912 entraría en la Universidad de Waseba para estudiar Económicas, terminando en 1916. En sus primeros pasos en el mundo laboral trabajó desde la publicación de periódicos hasta dibujante para revistas, pasando por vendedor ambulante de fideos soba y dependiente en una librería de segunda mano.
En 1923 hizo su debut literario con la historia de misterio “La moneda de cobre de dos yens” (二銭銅貨 Ni-sen dōka) bajo el nombre de “Edogawa Ranpo” (Pronunciado rápidamente, este seudónimo suena como el nombre del conocido escritor estadounidense de terror cósmico Edgar Alan Poe, al que admiraba profundamente). El relato fue publicado en la revista Shin Seinen, muy popular entre el público adolescente. Shin Seinen había publicado muchas historias de autores occidentales como Poe, Arthur Conan Doyle, y G. K. Chesterton, pero esta fue la primera vez que la revista editaba una pieza importante de misterio de un autor japonés. Algunos, como James B. Harris (primer traductor de Edogawa al inglés) han calificado erróneamente esta como la primera pieza de misterio en la ficción japonesa, pero mucho antes de que Ranpo entrara en la escena literaria en 1923, muchos otros autores modernos japoneses como Ruikō Kuroiwa, Kidō Okamoto, Jun’ichirō Tanizaki, Haruo Satō y Kaita Murayama habían incorporado elementos detectivescos, de misterio y crimen dentro de historias de aventura e intriga, añadiendo lo grotesco y lo extraño. Lo que llamó la atención de los críticos en “La moneda de cobre de dos yens” fue que se centraba en el proceso deductivo de resolver un misterio dentro de una historia estrechamente ligada a la cultura japonesa. La historia incluye una extensa descripción de un ingenioso código basado en un encantamiento budista llamado “nenbutsu”, algo así como el lenguaje Braille japonés.
En los siguiente años Edogawa continuó escribiendo historias que se centraban en crímenes y el proceso deductivo para resolverlos. Entre estas hay algunas que se consideran clásicos de la literatura popular japonesa del siglo 20: “El caso del asesinato en D. Hill” (D坂の殺人事件 D-zaka no satsujin jiken, Enero 1925), que trata de una mujer que es asesinada en el trascurso de una relación extramatrimonial sadomasoquista, “El acechador en el ático” (屋根裏の散歩者 Yane-ura no Sanposha, Agosto 1925), en donde un hombre mata a su vecino en una pensión de Tokyo dejando caer veneno en su boca a través del suelo del ático, y “La silla humana” (人間椅子 Ningen Isu, Octubre 1925), sobre un hombre que se esconde dentro de una silla para sentir los cuerpos de otras personas sobre él. Espejos, lentes y otros dispositivos ópticos aparecen en muchas de las obras tempranas de Edogawa, tales como “El infierno de los espejos”.
Ya en la década de 1930 el escritor va dejando un poco de lado las novelas de detectives anteriores y va incorporando elementos dentro del conocido como “ero guro nansensu”, composición realizada a partir de tres palabras “erótico, grotesco y absurdo”. La presencia de estos elementos le ayudó a acercarse más al público, ávido de leer sus trabajos. En estas historias es normal encontrar lo que en japonés se denominó en un primer momento “sexualidad anormal” (変態性欲 hentai seiyoku). Por ejemplo, una parte importante de la trama de la novela “El Demonio de la isla solitaria” (孤島の鬼 Kotō no oni), serializada desde enero de 1929 hasta febrero de 1930 en la revista Morning Sun, implica un médico homosexual y su obsesión por otro de los personajes principales.
Avanzando la década de 1930, Edogawa escribía regularmente para las mayores revistas de literatura popular, y se convirtió en la mayor personalidad de la literatura de misterio del país. El detective Kogoro Akechi, que había aparecido por primera vez en “El caso del asesinato en D. Hill”, se convirtió en un elemento habitual en sus relatos, algunos de los cuales lo enfrentaban a un villano conocido como el Demonio de las Veinte Caras (怪人二十面相 Kaijin ni-jū mensō), que tenía una enorme habilidad para disfrazarse y pasar desapercibido. Novelas de 1930 introdujeron al adolescente Kobayashi (小林少年) como compañero de Kogoro, y después de la Segunda Guerra Mundial, Edogawa escribiría una serie de novelas juveniles con Kogoro y Kobayashi como líderes de un grupo de jóvenes sabuesos llamados “Boy Detectives Club” (少年探偵団 Shōnen tantei dan). Estas novelas se hicieron muy populares y aún hoy muchos adolescentes japoneses las leen.
En 1939, dos años después del Incidente del Puente de Marco Polo y el estallido de la Segunda Guerra Sino-japonesa en 1937, los censores gubernamentales ordenaron a Edogawa que eliminase su relato “The Caterpillar” (芋虫), que había publicado años antes sin incidentes, de una colección de cuentos que estaba reeditando Shun’yodo. “The Caterpillar” nos muestra a un veterano de guerra tan desfigurado que es poco más que una oruga, sin poder hablar, moverse o vivir por si mismo. Los censores prohibieron esta historia, creyendo que no era adecuada en actual ambiente bélico. Este fue un duro golpe para Ranpo, que confiaba en los ingresos en roylaties de esta reimpresión.
En el trascurso de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo durante las hostilidades totales entre Japón y los EEUU que comenzaron en 1941, Edogawa fue muy activo como patriota local mediante diversas organizaciones, y escribió una serie de relatos sobre jóvenes detectives y crímenes que podían ser vistos en la línea del esfuerzo bélico, pero casi todos ellos los escribió con diferentes seudónimos, como queriendo disociarlos de su legado. En febrero de 1945, su familia fue evacuada de su hogar en Ikebukuro, Tokyo, a Fukushima, en el norte de Japón. Edogawa se quedó hasta Junio, cuando ya sufría de desnutrición. Gran parte de Ikebukuro fue destruida en los ataques aéreos aliados y los posteriores incendios que estallaron en la ciudad, pero, milagrosamente, el almacén semi-enterrado que utilizaba como su estudio se salvó, y todavía se mantiene hoy día junto al campus de la Universidad de Rikkyo.
Durante la posguerra, Edogawa dedico la mayor parte de su esfuerzo a promocionar el misterio de ficción, tanto en términos de recuperar su valor histórico, como en fomentar el nuevo misterio en la literatura. En 1946 apoyó una nueva publicación llamada Jewels (宝石 Hōseki), dedicada a la novela de misterio, y en 1947 fundó el Detective Author’s Club (探偵作家クラブ Tantei sakka kurabu), que en 1963 cambió su nombre por el de Mystery Writers of Japan (日本推理作家協会 Nihon Suiri Sakka Kyōkai). Además escribió un gran número de artículos sobre la historia de la ficción de misterio tanto en Japón como en Europa y Estados Unidos. Aparte de ensayos, la mayor parte de su producción de posguerra se centro en novelas juveniles del detective Kogoro Akechi y el Boy Detectives Club.
En la década de 1950, él y un traductor bilingüe trabajaron durante cinco años para trascribir parte de su obra al Inglés, así se publicó “Japanese Tales of Mystery and Imagination” (Que puede encontrarse actualmente en España en varias ediciones, una de ellas ilustrada). El traductor podía hablar, pero no leer japonés, y Edogawa podía leer pero no escribir Inglés. Edogawa leía cada oración en voz alta, luego comprobaba la traducción al Inglés.
Otro de sus intereses durante las décadas de 1940 y 1950 fue poner en valor el trabajo de su amigo Jun’ichi Iwata (1900–1945), un antropólogo que había pasado muchos años investigando la historia de la homosexualidad en Japón. Durante la década de 1930, Edogawa e Iwata habían participado en una simpática competición para ver quién podía encontrar la mayor cantidad de libros sobre el deseo erótico entre hombres. Edogawa se dedicó a la búsqueda de libros publicados en Occidente e Iwata lo hizo con libros que tienen que ver con Japón. Iwata murió en 1945, con sólo una parte de su obra publicada, por lo que Edogawa luchó para que el trabajo restante viera la luz.
Un gran número de libros del escritor se han adaptado a la gran pantalla, y el interés en la literatura de Edogawa como punto de partida para la creación cinematográfica ha continuado mucho después de su muerte. Sobre todo el detective Kogoro Akechi cobraría vida tanto en cine como en televisión en numerosas ocasiones, siendo una de las primeras la adaptación del relato “The Pirate-Knife Murderer”, realizada por la Daiei en 1946. De la misma productora es “Maiden in the Ice Chamber”, basada en la historia de Edogawa “The Vampire” (Kyuketsuki), también con Kogoro Akechi como protagonista (Los estudios Shochiku volverían a adaptar este relato para televisión). Otra adaptación de Daiei sería “The Spider Man” (Kumo Otoko, 1958), dirigida por Hiroyuki Yamamoto y donde la estrella de la Toho Susumu Fujita encarnaría al famoso detective.
Entre 1954 y 1959 los estudios Toei realizarían una serie de trece películas basadas en las aventuras del “Boy Detectives Club”, donde un Kogoro ya anciano dirigía al conocido grupo de jóvenes sabuesos. La popularidad de las novelas y las películas le han valido numerosas adaptaciones en forma de series de televisión, la primera de ellas en la década de 1960 y que estuvo compuesta por unos 152 episodios, teniendo como villano al más popular de la serie de novelas, el Demonio de las Veinte Caras. (En 1970 se produjo un famoso incidente donde un grupo terrorista extorsiono a una corporación envenenando sus productos, produciendo varias muertes, haciéndose llamar “Demonio de las Veinte Caras”). En 1962 el director Inoue Umetsugu adapta para la Daiei “The Black Lizard” (Kuro Tokage), dándole una orientación musical al conjunto. En 1968 Kinji Fukasaku sería el encargado de volver a adaptar esta novela del detective Kogoro Akechi, eliminado el musical e introduciendo un toque de comedia.
Ya en 1969 el director Teruo Ishii, maestro del “ero-guro” (erótico-grotesco) cinematográfico, dio vida a “Horror of the Malformed Men” (Kyofu-no Kikai-Ningen). La película adapta varios relatos cortos de Edogawa, principalmente “Panoramajima Kidan”. Debido a lo polémico de la película, que salta de las imágenes perturbadoras y excéntricas o el terror impactante al humor morboso, su lanzamiento en soporte doméstico se ha retrasado en numerosas ocasiones, y estuvo vetada durante mucho tiempo. Todos estos elementos han hecho de “Horror of the Malformed Men” una película de culto a nivel internacional. Ishii, fan de Edogawa desde que era un niño, recurriría al trabajo del escritor en varias ocasiones durante su carrera, destacando quizás su adaptación de “Blind Beast vs. Dwarf” (盲獣vs一寸法師 Mōjū tai Issunbōshi, 2001), la última película que dirigió antes de su muerte.
Durante la década de 1970 hubo una especie de Boom en las adaptaciones del director, haciendo la Shochiku numerosas películas para televisión basadas en el detective Akechi, muchas de ellas protagonizadas por Shigeru Amachi. Desde entonces hasta nuestros días han sido muchas las obras del director que se han visto la luz como películas o que han inspirado guiones en diferentes formatos. Ya sean colecciones de historias cortas como “Rampo” (らんぽ Ranpo) en 1994 y “Rampo Noir” (乱歩地獄 Ranpo jigoku) en 2005, o adaptaciones más libres como “Gemini” (Sōseiji, 1999) del conocido director Shinja Tsukamoto. Pero quizás la más notable sea una de las más recientes, nos referimos a la adaptación de “Caterpillar” que el director japonés Koji Wakamatsu realizó en 2010 y que compitió por el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, ganando su protagonista femenina, Shinobu Terajima, el premio a mejor actriz.
Pero Ranpo Edogawa no vivió para ver la mayoría de estos acercamientos cinematográficos a su obra. Sufriendo varias dolencias, incluyendo arteriosclerosis y Parkinson, moriría de una hemorragia cerebral en su casa en 1965. Su tumba se encuentra en el cementerio de Tama, en Fuchu, cerca de Tokyo.
Los inicios en la literatura de ese escritor fue por la influencia de los relatos de Edgar Allan Poe uno de sus escritores occidentales que era fan, el seudónimo de Ranpo Edogawa no es mas que la pronunciación japonesa de Poe, lo tomo como muestra de su admiración hacia al escritor norteamericano, otra de su influencias de el sobre la literatura fue Arthur Conan Doyle (Creador de Sherlock Holmes) y por ultimo de Ruikō Kuroiwa.